Las redes sociales y las páginas de contactos han facilitado las aventuras extra conyugales. Chatear y quedar para tener sexo con alguien es ahora más sencillo que nunca. Pero ¡ojo!: la red también aumenta el riesgo de ser pillado in fraganti. Sobre todo cuando actúa una cazadora de infieles como Amy Wade.
Contratada por mujeres que sospechan que su pareja es proclive al adulterio, esta mujer de Surrey, en el Reino Unido, pone a prueba al posible candidato contactando con él por Facebook, Tinder o Badoo, y se anuncia como una chica que acaba de llegar a la ciudad y tiene ganas de conocer a hombres del lugar. Deja que el sospechoso dé el paso y luego informa a la potencial cornuda, como cuenta Luis Muiño en el Extra Preguntas y Respuestas número 36 de Muy Interesante.
Hay webs como cheatingRat.com que ofrecen este servicio. Pero la generalización de los caza adúlteros genera dudas éticas. ¿Habría acabado mal la relación si el sospechoso no hubiese sido expuesto a una oportunidad tan fácil? Además, aunque haya dado el primer paso, como no llega a culminar la infidelidad nunca se sabrá si se habría arrepentido en el último momento.