Este río nace en una región montañosa, recorre varios países y, se desvanece en plena extensión del desierto, dando lugar a un paisaje inesperadamente fértil en medio de la aridez. Un fenómeno natural que parece sacado de un cuento. Te contamos de qué se trata.
Se trata del río Okavango, una joya natural de África que nace en Angola, atraviesa Namibia y finalmente se dispersa en el árido desierto del Kalahari, en Botsuana. En lugar de perderse sin más, forma el delta interior más grande del mundo, un oasis inesperado que alberga una de las mayores concentraciones de vida salvaje del planeta.
Este río y su delta, ubicados en medio del desierto, brindan un santuario natural a especies amenazadas como el rinoceronte negro, el lobo de crin, el perro salvaje africano y varias aves raras. En 2014, la UNESCO declaró al delta del Okavango como Patrimonio Mundial, reconociendo su singularidad ecológica y su valor global.
El delta del Okavango es uno de los pocos sistemas de deltas interiores que no desembocan en el océano o el mar, y se caracteriza por un ecosistema de humedales casi intacto. Lo que lo hace aún más especial es que las inundaciones anuales del río Okavango ocurren durante la estación seca, lo que ha permitido que la flora y fauna autóctonas adapten sus ciclos biológicos a estos eventos de lluvias e inundaciones estacionales.
Este fenómeno es un ejemplo destacado de cómo los procesos climáticos, hidrológicos y biológicos interactúan entre sí. Además, el delta es hogar de algunas de las especies de grandes mamíferos más amenazadas, como el guepardo, los rinocerontes blanco y negro, el licaón africano y el león.