Los pasos para que una persona sea declarada santa por la Iglesia Católica
Para que una persona sea declarada santa, primeramente debe comprobarse que la misma vivió una vida de santidad. Posteriormente a esto, hay que pasar por varias etapas antes de llegar a la canonización.
Primero, funcionarios eclesiásticos estudian la vida de esa persona, examinando las buenas obras del candidato, su vida y la evidencia de su santidad. En el caso de que la evidencia sea suficiente, se envía el caso a la Santa Sede.
En el caso de que la postulación de esta persona se realice más de 30 años después de su muerte, se deben explicar detalladamente las razones de la demora, señalando la ausencia de fraude o dolo.
Si la Congregación lo aprueba, el caso pasa a manos del papa, quien decidirá si el candidato es “venerable”, es decir, si ha vivido con heroicidad las virtudes para convertirse en santo de la Iglesia Católica.
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El papa es quien confirma finalmente si una persona puede ser canonizada.
Lo que sigue es la beatificación, que es la que define si la persona fallecida está en el cielo. Para esto, es necesario comprobar un milagro realizado luego de la muerte del candidato. En concreto, los milagros son sanaciones, las cuales deben ser instantáneas, permanentes y completas, y no deben tener explicación científica.
Por último, la persona será canonizada y considerada como nuevo santo de la Iglesia Católica cuando se comprueba que hubo un segundo milagro. En la actualidad, los tiempos formales de este proceso se han acortado.
La canonización más rápida de la historia
El récord más rápido de canonización corresponde a San Antonio de Padua, quien murió en junio de 1231 y fue declarado santo menos de un año después.
Fue en el año 1983 cuando el papa Juan Pablo II apresuró el proceso de canonización, con un modelo que pretendía crear santos modernos. Recientemente, todo esto se hizo posible con la canonización de Carlo Acutis y Giorgio Frassati.