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Arrojaron 200.000 barriles radiactivos al océano: 80 años después, un país intenta recuperarlos

Entre 1946 y 1990, países europeos vertieron barriles radiactivos en el Atlántico; hoy, uno busca recuperarlos por riesgo ambiental.

Entre 1946 y 1990, muchos países no contaban con normas ambientales estrictas como las actuales. En ese entonces, se creía que el océano era tan inmenso y profundo que podía absorber cualquier desecho, incluso radiactivo, sin causar daño. Bajo esa lógica, varios países europeos utilizaron el océano Atlántico noreste como un vertedero marino “oficial”.

Los barriles que contenían residuos radiactivos fueron sellados con betún o cemento y arrojados a más de 4.000 metros de profundidad, en una zona remota del océano, a unos 600 kilómetros de la costa de Nantes, Francia. Todo esto ocurrió en un contexto donde la urgencia de los países por gestionar desechos nucleares superaba la conciencia ambiental.

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Arrojaron 200.000 barriles radiactivos al océano: 80 años después, un país intenta recuperarlos

Décadas después de haber desaparecido en las profundidades del océano Atlántico, más de 200.000 barriles radiactivos vuelven a ser noticia. Lo que antes muchos países consideraron como una solución fácil, hoy representa una amenaza silenciosa que podría despertar.

Un equipo internacional acaba de lanzar una misión urgente: encontrar esos contenedores oxidados, ocultos a 4.000 metros bajo el mar, y descubrir si están filtrando veneno al corazón del océano. Equipados con tecnología de última generación, los científicos se enfrentan a lo desconocido. Lo que hallen allá abajo podría reescribir la historia del manejo nuclear… o revelar una bomba ambiental que sigue latente.

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Como piensan hacerlo y qué país está involucrado

La misión para localizar y evaluar los barriles radiactivos hundidos en el océano Atlántico comienza con la cartografía del fondo marino en un área de 6.000 km². Para ello, se utilizarán sonares de alta precisión y el robot submarino autónomo UlyX, capaz de operar a más de 4.000 metros de profundidad. Además, los científicos recogerán muestras de agua, sedimentos y fauna para analizar posibles niveles de radiación y estudiar el impacto ambiental en el ecosistema profundo del océano.

Esta iniciativa está liderada por un país europeo, Francia, a través del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), en colaboración con el Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar (Ifremer), la Autoridad de Seguridad Nuclear y otros socios internacionales. El país coordina una misión que también contempla una segunda fase, en la que se emplearán robots operados remotamente o sumergibles tripulados para examinar directamente los barriles y tomar muestras más precisas en el fondo del océano.

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