Suena un disparo. Después otros 20 más. Todo es un caos y la multitud se desbanda. Hay heridos y uno de ellos está muriendo. Una bala se metió por su hombro y le llegó al corazón. Escupe sangre y lo llevan casi en andas, desde el balcón donde se había asomado para ver a sus seguidores, hasta la mesa de billar donde lo tienden solo para que deje de respirar. ¿Quién disparó contra él? Nadie lo sabe o, en todo caso, hay muchos que quieren que no se sepa. El disparo fue efectuado la tarde del 10 de noviembre de 1929 y, 88 años después, todavía no se puede afirmar quién mató a Carlos Washington Lencinas, que había sido gobernador unos años antes y por esos días estaba buscando que los hombres de Hipólito Yrigoyen le reconocieran si título de senador nacional.

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“A Lencinas lo mató el sistema”, dice el doctor en Historia Adolfo Omar Cueto, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo. Quizás no hay mejor definición que esa, a falta de nombres propios irrefutables.

La versión oficial tiene como hipótesis que Lencinas fue asesinado por José Cáceres, un militante Yrigoyenista que actuó por iniciativa personal.

Trepado a un árbol, cerca del balcón, Cáceres le apuntó al ex gobernador cuando este se había asomado al balcón del Círculo de Armas y disparó. Después Cáceres, casi en la misma secuencia, fue también herido de bala, estuvo internado tres días y murió, sin poder dar su versión.

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María Cristina Satlari, licenciada y magister en Historia, sostiene después de algunos trabajos de investigación que el asesino material fue Mariano Faccioli, un hombre después se refugió en General Alvear y que era mercenario del gobierno nacional. También Cueto logró hablar hace años con algunos testigos directos que sostenían esto.

Esa versión, que también sostienen otros, indica que Faccioli era guardaespaldas del dirigente yrigoyenista Eduardo Evans, quien le pagó para asesinar a Lencinas.

De Faccioli se dice que escapó hacia el sur de la provincia, “donde llevaría una mala vida de juego y prostitución”. Incluso se sostiene que “el propio Faccioli se declaró autor del hecho según versiones populares; sin embargo nunca fue culpado al igual que los políticos vinculados con el suceso”.

Una tercera versión, surgida de los antilencinistas, dice que los primeros disparos efectuados frente al Círculo de Armas fueron efectuados desde un auto, que pasó a toda velocidad por allí y que surtió el efecto de una maniobra de distracción, con el objeto de que un guardaespaldas de Lencinas, que estaba junto a la víctima, lo ejecutara a quemarropa.

Lo cierto es que ya no hay sobrevivientes de aquel día y solo quedan testimonios de testimonios.

El cuerpo de Carlos Washington Lencinas fue colocado sobre una mesa de billar del Círculo de Armas y después fue traslado al Hospital Provincial. Allí los doctores Escudé y De la Zerda le practicaron la autopsia pero no encontraron la bala. Posteriormente el cadáver fue embalsamado por pedido de la familia y enviado a la casa familiar, de 25 de Mayo 750, de Ciudad, donde se realizó el velorio organizado por la empresa fúnebre Desmerey y Loretti.

Hay una versión que sostiene que horas después, en el Círculo de Armas, un tal Virgilio Sguazzini encontró la bala que había herido al político y la entregó al juez interviniente, que la guardó en un sobre, pero nunca más se supo de ella.

Se indica que la bala era de una pistola Mannlicher, que había sido el arma oficial del Ejercito hasta 1927. Otra versión sostiene que el proyectil era de un revolver Smith & Wesson calibre 38, igual al que solía portar Cáceres. Pero todo quedó en versiones.

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Contexto

“Irigoyen era evolucionista, partidario de los cambios moderados (…) admitía la conveniencia pacífica de la UCR con la oligarquía. Lencinas era esencialmente un revolucionario, decido a alterar fundamentalmente el sistema”, define el licenciado en Historia Pablo Lacoste.

Todo empezó en 1918, cuando fue elegido gobernador de Mendoza José Néstor Lencinas.

El lencinismo, se inició siendo una variante del radicalismo pero luego tomó su propia dirección.

En 1918, el primer triunfo fue con la fórmula J. N. Lencinas - Álvarez; en 1922, C. W. Lencinas – Gargantini; y en 1926, Orfila – Saá Zarandón, estas dos últimas ya presentadas bajo la denominación de UCR Lencinista.

José N. Lencinas, quería reformular las prácticas políticas hasta entonces vigente, que tenían el objetivo de asegurar la influencia de la élite ilustrada en detrimento de las bases populares.

El lencinismo basaba su soporte popular en su discurso antioligárquico y para reforzar su imagen antioligárquica se presentaba la alpargata como el símbolo del partido. “Alpargantas si, bordalesas no”, era el lema.

Se predicaba la exaltación de la dignidad del pueblo trabajador y se dieron acciones concretas en este sentido, lo que ocasionó de manera cada vez mayor la crispación de los conservadores, que acusaba a los lencinistas de “bolcheviques” y la desazón de los socialistas que veían como las medidas que ellos hubieran pretendido imponer las hacían los lencinistas.

Se creó el Departamento de Trabajo (ley 731) y Ley de salario mínimo y jornada laboral máxima de ocho horas (Ley 732) con lo que el salario se incrementó en un 150% y en cuanto a las clases propietaria, se realizó la intervención a la Compañía Vitivinícola que era un trust de los grandes bodegueros -implementado y autorizado por los anteriores gobiernos.

La intervención se hizo con el objetivo declarado de terminar con la Compañía y realizar otro tipo de institución para mejorar las condiciones de negociación de los pequeños viñateros a través del rol del estado como regulador de la actividad económica (leyes 758 y 759). Estas dos presiones a las clases propietarias representadas en los conservadores fueron muy probablemente las que en mayor medida influyeron para que estos operaran en los círculos nacionales (especialmente el senado) y malquistaran al gobierno de Lencinas con Yrigoyen.

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El día

En 1929, durante el mes de septiembre y octubre, Carlos W. Lencinas se encontraba en la Capital Federal para reclamar su cargo de senador nacional, elegido por la Legislatura mendocina en 1927, cuyo diploma había sido rechazado después de acalorados debates.

El 10 de noviembre decidió volver a la provincia, arribando a la Estación Pacífico, donde una gran cantidad de personas lo esperaba. De allí, se dirigió al Círculo de Armas, en el que realizaría un acto político del partido.

En el ambiente una tensa calma reinaba entre los asistentes, hasta que en un momento se produjo una confusión entre la multitud. Lencinas se asomó al balcón para solicitar tranquilidad y en ese instante se oyeron unos disparos.

El ex gobernador fue herido de muerte. Su asesinato ocasionó varias interpretaciones. Algunas voces políticas, al igual que su familia, vincularon el asesinato directamente con Hipólito Yrigoyen y a miembros integrantes de la Intervención; otros optaron por negar toda vinculación con el Presidente. También estuvieron aquellos que culparon al propio lencinismo.

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