El pasado 5 de junio finalizó el período de gracia de cuatro meses en los que el gobierno de la provincia no le cobró al municipio de Santo Tomé por el agua suministrada desde el acueducto Desvío Arijón. Durante todo ese tiempo se puso a punto el nuevo sistema, controlando y dándole solución a las pérdidas existentes. Pero además, fueron los meses que se tomó el Concejo de esa ciudad para definir la nueva tarifa de agua potable.

Hasta el momento, el 60 por ciento de la ciudad (servida con agua potable) recibe el suministro desde el acueducto y desde el próximo bimestre tendrán un incremento promedio del servicio de entre 100 y 150 pesos por mes. El resto (40 por ciento) que seguirá consumiendo el agua de napas no tendrá ninguna modificación en la tarifa.

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Es decir, hasta que el total de la población no esté abastecida con agua del río Coronda, a través del acueducto, la ciudad de Santo Tomé tendrá dos sistemas de liquidación y facturación diferentes.

El concejal de la UCR, Martín Giménez, destacó que "la actualización del servicio afectará solamente a aquellos que reciben agua del acueducto". Sobre la nueva suba, apuntó: "Dependerá del consumo de los usuarios pero en promedio, cada frentista pagará entre 100 y 150 pesos más por mes. Representa una suba de entre el 45 y el 50 por ciento".

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El edil consideró que se trata de una tarifa que no es "descabellada", si se tiene en cuenta que el "servicio debe ser sustentable" y que el "beneficio es muy importante", a diferencia del antiguo servicio, con alto niveles de hierro y sarro.

"El único capítulo de la ordenanza tributaria que se modificó fue el vinculado con el servicio de agua potable", aclaró Giménez. "Lo que se agregó fue el precio de producción de agua. Es decir, los gastos de distribución son prácticamente los mismos", dijo.

Para graficar el nuevo escenario que regirá en la vecina ciudad, el edil expresó: "Es como que la ciudad comprara un gran botellón de agua de acueducto, pero el resto (distribución y manutención) sigue estando en manos de la ciudad. Esto es diferente a otras ciudades, donde Assa presta todo el servicio".

"La ciudad va a seguir teniendo la responsabilidad del mantenimiento, del gasto de personal, de la distribución, de las cañerías y los tanques. Lo que hacemos es, en vez de sacar el agua de abajo -de las napas- compramos agua del acueducto", finalizó.

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