María Elena Izuel
Especial para Uno San Rafael
Un hijo de don Santiago Mandrilli, Juan Bautista Mandrilli , se había quedado en La Pampa, donde su padre le alquilaba las tierras a Marcelo T. de Alvear y continuó trabajando con él. Luego de casarse con doña Rosa Ferrara Careggo, viendo que el trabajo no rendía lo suficiente decidió viajar a San Rafael.
De este matrimonio nacieron seis hijos, cuatro varones y 2 niñas. Trabajó un tiempo con su padre en la bodega de calle Ejército de Los Andes, pero pasados unos años decidió independizarse y alquiló la bodega que había hecho construir don Martiniano Guevara, en la calle Cubillos, por los constructores Balacco y Chiapini, los mismos que habían construido la bodega de su padre y la de don Labiano.
Don Guevara era gerente del Banco de Mendoza y fue dueño de casi toda la zona, tenía 200 hectáreas de viñedos y un hermoso chalet en la calle Lucato. En sus tierras trabajaron los hermanos Mandrilli, de sol a sol por $1,20 al día. Don Martiniano fue un hombre muy bueno y honesto, lamentablemente, por las sucesivas crisis, perdió su fortuna, terminó en quiebra y debió vender su bodega; la misma fue adquirida por don Delfín Simonnet, quien la tuvo por muy poco tiempo, porque también quebró y el banco se quedó con ella.
Luego la adquirió don Isidro Perdigués en sociedad con don Pascual Russo, estos fueron quienes se la alquilaron por dos años a don Juan Bautista Mandrilli y posteriormente se la vendieron en $100.000 - en el año 1948-, sin que éste les pudiera entregar un solo peso, pero le tuvieron tanta confianza que documentaron la deuda y al pagar la escrituraron.
Don Juan Bautista vendió una pequeña finca que tenía y trabajando hasta de noche consiguió pagarles. Compraba la uva a los vecinos para elaborar.
La bodega tenía tres cuerpos de 10m por 20m. En un cuerpo había piletas y en otro sólo cubas. El vino que fabricaban lo vendía como vino de traslado.
Su hijo Arturo Ricardo se recibió de enólogo en Don Bosco y trabajó en varias bodegas de la zona, también lo hizo durante dos años en la Dirección de Industrias. Con el tiempo don Juan integró a sus hijos a la sociedad, que se transformó en Juan Mandrilli e Hijos S.R.L.
Posteriormente la vendieron, en 1974, a don Pablo Abel Rafael Vuille y a don Mario Gabriele.
Bodega de Pablo Abel Vuille
En Suiza, en 1888, nació don Pablo Abel Vuille, que estudió Perito Mercantil, título que lo habilitada a trabajar como contador. Al completar sus estudios se trasladó a trabajar a Viena, donde sólo estuvo durante dos años, pero no le gustó, por lo que decidió viajar a la Argentina. Como en Buenos Aires no consiguió trabajo, ingresó en la empresa “La Forestal del Chaco”, debiendo trasladarse a esa provincia, donde adquirió fiebre tifus y estuvo un mes sin comer. Al mejorar renunció y regresó a Suiza en busca de su novia Alicia Gaibroi. Contrajeron matrimonio y regresaron a Buenos Aires, donde nacieron tres hijos Susana, Elena y René.
Obtuvo trabajo como contador en una casa importadora de vinos “Hugo Kerlen y Cia.”.
Pasado un tiempo se cambió de compañía y entró en la Sociedad Máximo Fioravanti y Cia. de Buenos Aires, que había adquirido la bodega El Rosal en San Rafael, cuyo gerente era don Alberto Mohr Bell, quien falleció en enero de 1926.
Don Máximo Fioravanti era miembro a su vez del directorio de la Sociedad Anónima Vitivinícola San Rafael.
La esposa de don Pablo sufría de tuberculosis, los médicos le aconsejaron que fuera a un clima seco para reponerse. Fue primero a Córdoba, pero no se mejoró y le dijeron que la llevara a otro clima más seco, como San Rafael.
Entonces la Sociedad, para ayudar a la familia Vuille, envió a su gerente don Pablo Abel a San Rafael para administrar la bodega. Esta tarea la continuó posteriormente al pasar la bodega a la Sociedad Anónima Vitivinícola San Rafael, de la cual era el principal accionista y presidente don Daniel Bustelo.
Pese a los cuidados y al cambio de clima, la esposa falleció y don Pablo, al quedar solo, decidió enviar a sus hijos a Suiza a estudiar, donde estaba su familia, que lo ayudaría a educarlos. Cuando se quedó totalmente solo vivió un tiempo con la familia Schlieper, en la bodega La Abeja.
Se había hecho muy amigo del Dr. Schestakow, con quien almorzaba todos los días en la Confitería Americana de Bachman, suizo como él. Don Pablo quería casarse nuevamente y cuando conocía a una joven le preguntaba al Dr. Schestakow, la respuesta de éste era: “No, a esa casa no ir, no ser gente buena”. Hasta que conoció a María Josefina Carlés y el Dr. le respondió: “A esa casa poder ir, ser gente buena”.
Se casaron el 25 de diciembre de 1927 y el único hijo, varón, nació en abril de 1929, lo llamaron igual que el padre: Pablo Abel Rafael Vuille.
Entre los años 1944 al 1947 su hijo estudió enología, en Don Bosco. En 1939 hizo venir desde Europa a los tres hijos del primer matrimonio, para que se establecieran en San Rafael.
Posterior a la crisis del año 1930, la Sociedad trasladó el escritorio a Buenos Aires, los negocios no andaban muy bien y le quitaron el chofer que tenía don Vuille. Él no se quiso ir de San Rafael, en el año 1940 adquirió la Finca La Porteña, ubicada enfrente de la Bodega Tirasso, que pertenecía a la Sociedad Anónima Vitivinícola San Rafael.
Se hizo cargo de la hipoteca que tenía la finca y con poco dinero, que entregó a la Sociedad, se quedó en la finca donde ya vivía. Poseía otra finca en Rama Caída, que después fue del INTA. Con el tiempo tuvo que hipotecar las fincas y pidió permiso al banco para cortar unos álamos, venderlos y pagar a los obreros, pero no le permitieron tocar nada de la finca porque estaba hipotecada. Murió en San Rafael.
Su hijo fue miembro de la Cámara de Comercio, en la específica de Agricultura y Viñateros y en sociedad con don Mario Gabrielli adquirieron en 1974 la bodega que pertenecía a don Juan Bautista Mandrilli e Hijos S.R.L., situada en calle Cubillos. La trabajaron durante dos años y posteriormente la vendieron a Franco Quintano, quien a su vez, en el año 1986, la vendió a don Guillermo Maffey y su esposa Leonor Basini.
Hace pocos años, durante 2008 fue adquirida por Pedro, Mauricio y Hugo Serra, quienes la inscribieron como La Vieja Bodega S.R.L, un hermoso Museo del Vino que recibe la visita de gran número de turistas.
Esta familia ha vuelto a trabajar la bodega.