Al ser la bicicleta fija una gimnasia que se hace en un sitio fijo, se reducen los posibles accidentes. Además, no es necesario conocer las reglas ni dominar destrezas especiales, como sucede con algunos juegos en equipo. Todos pueden practicar spinning.
Otra de las grandes ventajas de las bicicletas fijas es que le exigen mucho al cuerpo: a diferencia de la bicicleta normal, las fijas no tienen momentos en los que "el conductor" se deja deslizar. No hay "punto muerto". Todo lo contrario: el ritmo es constante y las piernas no dejan de moverse en ningún momento del entrenamiento.
Según los profesores consultados, hacer una hora de spinning equivale a dos horas de bicicleta al aire libre.
Por lo general la sesión comienza con unos 15 minutos tranquilos. A eso le siguen entre 15 y 25 minutos de estar pedaleando a distintas velocidades sentado. El próximo paso es un poco más duro, porque se hace de pie, sin estar apoyado en el asiento, y observando en los marcadores que el rendimiento sea mayor - ¡la máquina no permite engañar! Para cerrar la clase, los participantes elongan, en particular los músculos de las piernas.
Cada uno puede definir la resistencia a la que se quiere someter. Puede aumentarla o reducirla según lo crea conveniente en cada fase y eso, a su vez, permite que en una misma clase haya personas de rendimientos muy distintos. O sea: es posible ir al mismo entrenamiento con un amigo o amiga que está en otro estado físico.
Los que se deciden por este entrenamiento pueden tomar clases de una hora entre dos y tres veces por semana.
Eso sí: es importante que cada uno sepa medir hasta dónde puede rendir, ya que la dinámica de grupo, la música a todo volumen y el hecho de que cada persona pueda regular su propia resistencia y velocidad hacen que sea primordial reconocer hasta dónde llegar y cuándo uno se está sobreexigiendo.
No debería pasarse la frecuencia cardíaca máxima del 80 por ciento. Además, no está mal hacerse un chequeo general antes de inscribirse al curso.
Aparte del spinning, se recomienda entrenar los músculos del abdomen como complemento para mantener erguida la espalda, ya que estando sobre la bici lo único que se entrenan son las piernas y los dorsales.
Los entrenadores dicen que no existen contraindicaciones, fuera de los dolores agudos de espalda o las infecciones respiratorias.
Pero sí subrayan la importancia de contar con un buen asesoramiento. Hay profesores especializados en spinning, y todos parece tener una cualidad en común: son exigentes.