Un péndulo controlado por cinco relojes y un incesante tic tac, lento y cadencioso, resuena en el mismo instante en que fluye el tiempo. Al abandonar el ascensor te encontrás con techos, mallas que cubren los patios del primer piso y palomas revoloteando por doquier.

Luego, una escalera de cemento te da paso a la sala donde está a resguardo una verdadera joya. En el medio de la habitación, el reloj más antiguo que hay en la provincia. Tras una puerta de madera pintada de amarillo se ocultan las pesas enormes de la cuerda, detrás de otra aún permanecen intactos elementos de los antiguo encargado, de apellido Warles, un papel indicador escrito en birome y reforzado con color flúo que especifica el movimiento sincronizado de los relojes y un número telefónico. Más tarde nuestro entrevistado nos diría que eso fue lo que le entregaron hace tres años, cuando la familia que por tres generaciones se hizo cargo del reloj, decidió darle fin al ciclo y le entregó el mando. En un rincón, las escaleras que llevan hasta lo alto de la cúpula donde se puede ver, desde adentro, las cuatro caras del tiempo en la Casa de Gobierno de Entre Ríos.

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Tantas veces escuchamos las campanadas al pasar cerca de la Plaza Mansilla. Hoy conocimos por dentro el reloj que está en la cúpula, el que comenzó a funcionar en 1887 y cada 24 horas necesita que le den cuerda, que le den vida y que alarguen su historia envuelta en tic tac.

Los Warles, padre, hijo y nieto mantuvieron con vida a las horas por décadas y décadas. Desde hace tres años Néstor Reggiardo se convirtió en el guardián del reloj, que es único en su tipo en Argentina y uno de los tres que hay en Latinoamérica.

El mismo fue puesto en funcionamiento por Ernesto Hoffmann y Augusto Sedner, de Corrientes, al igual que el campanario. El alemán Benedict Schneger Sconnan fue el fabricante del reloj y Bocum, también de Alemania, el fabricante de las campanas.

Cuenta con un péndulo, controlado por cinco relojes, cada uno con diferentes funciones. El mecanismo funciona manualmente y se le debe dar cuerda cada 24 horas.

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No hay excusas, ya sean días lluviosos, de excesivo calor, feriados, en las fiestas de Navidad y Año Nuevo, Néstor va igual a Casa de Gobierno para garantizar que las agujas sigan girando.

El primer reloj es el que marca los cuartos de hora, el segundo es el que acciona la campana a la hora exacta. A los tres minutos un tercer reloj activa otra campana, con sonido diferente que repite la hora. El cuarto reloj es el considerado el corazón del sistema, ya que coordina a los demás y maneja el péndulo, y el quinto reloj es el que marca los minutos y comanda las agujas de las cuatros esferas que dan al exterior de la torre. Un sistema de engranajes es lo que pone en hora a los cuatro relojes de la Casa de Gobierno.

Y es así como día a día las cuatro caras del reloj marcan las horas de la ciudadanía y pone ritmo a los vaivenes cotidianos.

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Foto UNO/Juan Ignacio Pereira
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