En este contexto tan incierto el dirigente empresario hotelero Ariosto reclama responsabilidad por parte de todos los representantes políticos.
"La semana pasada, el ministro Martín Guzmán en una reunión que mantuvo con gobernadores admitió que no hay un acuerdo cerca, más que nada por falta de consenso respecto de una “senda fiscal” que defina cuánto, con qué rapidez y con qué herramientas recortará el gasto para equilibrar su presupuesto. El Fondo pide a la Argentina que sincere su economía y que baje el déficit fiscal. Nuestras autoridades proponen postergar los vencimientos lo más adelante posible, con la receta económica actual.Crecer y después pagar", sostiene Ariosto.
"Pero la resistencia del propio Gobierno, la falta de apoyo opositor a la estrategia oficial y las internas en la propia coalición de Fernández juegan en contra. La oposición no aporta ideas tampoco. Tiene sus propias internas, no llegan acuerdos entre sí y todos -con honrosas excepciones-, se encuentran especulando con su posición política para el 2023", añade el dirigente .
Como si esto fuera poco, el FMI publicó un informe autocrítico sobre el fuerte crédito que le otorgó al gobierno de Mauricio Macri en el que cuestionó la falta de control en los capitales y de una reestructuración de la deuda con los bonistas en 2018. Y aunque no tiene vinculación con la negociación actual, se determina que el plan fue fallido y lo tilda de “ frágil desde el comienzo“.
"Como se puede ver, la clase política falla de una forma muy gruesa en los temas públicos: endeuda al país, aprieta y ajusta al sector privado y obliga a que muchos caigan en la informalidad, tanto empresas como trabajadores. Todos somos víctimas de tremendos desaciertos que desde hace décadas y décadas, empobrecen al país llevándolo a niveles impensables, si se compara con países ordenados, quienes nos miran con asombro y apartan a Argentina de su circuito de negocios e inversiones", se lamenta en el comunicado.
El texto del comunicado
La irresponsabilidad de nuestros gobernantes, actuales y anteriores y la falta de seriedad por la que ya somos conocidos por todo el mundo, nos ha llevado a este momento: nuestra economía carece de moneda y reservas.Tanto el FMI como nuestra economía tambaleante (que ha expulsado a la mitad de la población o más a la pobreza) están exigiendo detener la emisión monetaria y el endeudamiento, reducir el déficit, frenar la inflación, dejar de pisar el tipo de cambio y apuntar a tasas de interés positivas".
Estas medidas aplicadas a un mediano plazo permitirían sanear nuestra economía y encontrar la vía para convertirnos en un país confiable, real y sin ataduras. Es hora de que nuestras autoridades lo asuman: debemos sincerar todas las variables que están atravesadas por un déficit muy grande, profundizado sin dudas por la pandemia, financiadas por la emisión monetaria, que está sostenido por precios contenidos y cepos de toda clase.
La idea de aplicar recetas que no funcionaron nunca, pensando que mágicamente lo harán en la actualidad, peca de ilusa. Sincerar variables, tener una economía creíble, reducir el costo político, apostar al crecimiento sin desequilibrios, permitir importar para producir y poder después exportar, armar un plan económico que genere confianza, no son solo requisitos para poder acordar con el FMI, son elementos imprescindibles para poder vivir, generar condiciones apropiadas para la vida en un mundo cada vez más interconectado e interdependiente.
No acordar con el organismo internacional sería un verdadero desastre, pero los argentinos ya conocemos de esto, del impacto que estas medidas tienen en nuestras vidas. Nuestras autoridades deben entender que los milagros no existen y que con un rumbo cierto, podremos alcanzar los objetivos que el mundo, pero fundamentalmente los argentinos necesitan, de manera imprescindible, para vivir.