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En Dinamarca todavía recuerdan la fuga que protagonizó el preso en 2004.
La fuga de cine
Brian Larsen no era un criminal de alto perfil, pero su nombre ya era conocido en Dinamarca por una serie de robos y delitos relacionados con el crimen organizado. En 2004, cumplía una condena en una prisión de máxima seguridad.
El día del escape, el preso estaba siendo transportado para una audiencia judicial. Esposado y bajo custodia, parecía no tener ninguna posibilidad de fugarse.
Sin embargo, aprovechando un descuido de los guardias, Brian Larsen logró abrir la puerta del camión penitenciario mientras este estaba en movimiento. Cómo lo hizo sigue siendo un misterio: algunos especulan que manipuló las esposas o explotó un defecto en la cerradura del vehículo.
Lo cierto es que, en un acto de pura audacia, saltó del vehículo en marcha y corrió hacia las calles de un barrio cercano. Mientras los policías organizaban una persecución y registraban la zona, el preso encontró refugio en un lugar que nadie hubiera imaginado: un cementerio local.
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En Dinamarca todavía recuerdan la fuga que protagonizó el preso en 2004.
En medio de lápidas y silencio, el preso descubrió un ataúd abierto preparado para un funeral. Sin dudarlo, se escondió dentro, cerrando la tapa parcialmente para no frustrar su fuga.
De hecho los policías de Dinamarca registraron el cementerio, pero la idea de buscar dentro de un féretro estaba fuera de su radar. Este escondite macabro permitió evadir la captura inmediata.
La audacia de Brian Larsen no terminó con su fuga inicial. Permaneció prófugo durante varias semanas. Finalmente, fue detenido tiempo después.