Por José Luis [email protected]
Roban ruedas de autos de laburantes, toman calles de madrugada y siembran el miedo. Total, nadie les pone coto. La Policía y la Justicia les piden a los vecinos que colaboren, pero la falta de respuestas asusta.
Roban ruedas de autos de laburantes, toman calles de madrugada y siembran el miedo. Total, nadie les pone coto. La Policía y la Justicia les piden a los vecinos que colaboren, pero la falta de respuestas asusta.
Por José Luis [email protected]
En la esquina hay una garita que fue costeada por la municipalidad y levantada hace más de cinco años. A tres cuadras hay un puesto policial de avanzada (algo así como una base de operaciones) que fue inaugurada hace más de tres años con gran pompa, discursos grandilocuentes y la banda de música policial. Sin embargo, en la zona también han ocurrido otros hechos que deben tenerse en cuenta.
Paso a detallar: niños de entre 7 y 10 años que andan en moto con absoluto desparpajo y sin papeles ni casco reglamentario; un grupo de pibes y muchachones que se reúne religiosamente todos los días de 3 a 5 de la mañana en el medio de la calle, a una cuadra de la garita y a tres del puesto policial de avanzada: allí prenden fogatas, toman de todo, se pelean, provocan a los automovilistas y pergeñan delitos inminentes.
La lista no se agota aquí. Sigamos. A una cuadra de la garita y a tres del puesto policial de avanzada, en los últimos días, madrugadas para ser más precisos, primero despojaron de una rueda trasera a un auto y horas después se llevaron la rueda trasera de otro auto estacionado en la zona. Y más aún: una tercera rueda trasera robada a 50 metros de la garita pertenece al vehículo de la esposa de un comisario que está en funciones y que vive en esa casa.
Sigamos: días atrás, un muchacho que llegó en moto a lo de la novia tardó apenas dos minutos en guardar ese vehículo en el garage. Perdón, en intentar guardarlo, porque cuando salió a la vereda la moto había desaparecido. ¿Dónde? Enfrente de la garita policial y a cuatro cuadras del pomposo puesto policial de avanzada.
Todos estos detalles son reales, y ocurren y ocurrieron en Guaymallén, cerca de la feria del Acceso Este.
Las víctimas tienen nombre y apellido, y los bienes siniestrados figuran en las denuncias policiales de rigor.
Ahora, amigo lector, quiero compartir con usted la frustración de no saber para qué se erigen, cada uno en su lugar, la garita y el puesto policial de avanzada. ¿Para qué sirven?
El primer habitáculo, dotado con servicios indispensables (agua, luz, baño, etc.) para que un uniformado pueda hacer allí sus guardias, está casi siempre deshabitado, casi siempre a oscuras.
Algunas víctimas de los delitos descriptos y de otros ocurridos meses y años antes sintieron la impotencia del engaño cuando golpearon la puerta en busca de ayuda policial y nadie les contestó. Lo mismo les pasó después, cuando, en vano, fueron hasta el puesto de avanzada.
Mientras, en la zona siguen sucediendo cosas preocupantes, que bien podrían contrarrestarse con patrullajes policiales: muchachones que caminan por las calles y miran hacia adentro de las casas lo más adentro que pueden (para escrutar futuros botines) y en algunas casas aparecen pintadas marcas de blanco fácil.
¿Y la garita? ¿Y el puesto policial de avanzada? Ahí. ¿Adornos tal vez?
Y un detalle no menor, que lamentablemente profundiza la preocupación: en la zona vive personal policial activo y retirado. Para muchos esto sería beneficioso, pero la realidad demuestra que no es así: si hasta el auto de la esposa del comisario fue blanco de los delincuentes...
Historia con final abierto. Ampliaremos.