Una pared que todavía recuerda el mensaje que dejó el llamado Asesino Serial del Lápiz Labial
El asesino seial que conmocionó a Estados Unidos por su accionar criminal.
En 1945, Chicago se convirtió en el epicentro de una ola de terror desencadenada por un asesino serial. Este caso sigue siendo uno de los más controvertidos en la historia criminal de Estados Unidos. Aunque el sospechoso confesó los crímenes, las dudas sobre su culpabilidad persisten.
El primer crimen ocurrió el 5 de junio de 1945. Josephine Ross (43) fue encontrada apuñalada en su apartamento en Estados Unidos. Su cuerpo estaba cubierto de sangre, con la garganta cortada y una falda envuelta alrededor de su cabeza. No se robaron objetos de valor.
El crimen quedó sin resolver, pero 6 meses después, el 10 de diciembre, Frances Brown (33) fue hallada en su apartamento disparada y apuñalada, con un cuchillo de carnicero clavado en su cuello. En la pared, escrito con el lápiz labial de la víctima, se leía: "Por el amor de Dios, atrápenme antes de que mate más. No puedo controlarme".
De esta forma se hizo popular la investigación con el entonces denominado Asesino Serial del Lápiz Labial. El pánico en la ciudad de Estados Unidos ya estaba instalado.
El tercer crimen, el más atroz, ocurrió el 7 de enero de 1946. Suzanne Degnan (6) fue secuestrada de su dormitorio. Su padre encontró una nota de rescate exigiendo 20.000 dólares, pero horas después, partes del cuerpo desmembrado de la niña fueron halladas en alcantarillas cercanas.
En junio de 1946, William Heirens, un estudiante universitario y ladrón habitual, fue arrestado tras ser sorprendido en un robo. La policía, desesperada por cerrar el caso, lo señaló como el supuesto asesino serial.
El sospechoso de los crímenes de solo 17 años fue sometido a interrogatorios brutales. Durante 6 días, fue golpeado, privado de comida y sueño, e inyectado con pentotal sódico, conocido como "suero de la verdad".
También se le realizó una punción lumbar sin anestesia. Bajo esta presión, confesó los tres crímenes. La fiscalía afirmó que sus huellas dactilares coincidían con una encontrada en la nota de rescate de Degnan y que su escritura correspondía al mensaje en lápiz labial, aunque fueron pruebas discutidas por los expertos en el tema.
El juicio del Asesino Serial del Lápiz Labial fue un espectáculo mediático. La prensa lo declaró culpable antes del veredicto. En agosto de 1946, aceptó un acuerdo para evitar la silla eléctrica, declarándose culpable de los asesinatos a cambio de tres cadenas perpetuas consecutivas. Pasó 65 años en prisión hasta su muerte en 2012, a los 83 años. Durante décadas, mantuvo su inocencia, alegando que su confesión fue obtenida bajo tortura.