Por Catherina Gibilaro
Sigue internada, porque la bala le quedó en un pie. Se trata de la pequeña Guadalupe Ludmila Aguilar (8), quien el lunes a la noche recibió un disparo, al igual que su padrastro, Esteban Ceferino Cuenca (37). Ambos estaban en la pensión de la Cuarta Sección que compartían con su madre, quien afortunadamente no fue alcanzada por los disparos.
La nena, herida el lunes alrededor de las 23, está actualmente en el sector de internación común y no se descarta que sería intervenida quirúrgicamente. El padrastro, en cambio, fue llevado al Hospital Central al haber sido baleado en el brazo izquierdo, dado de alta tras ser medicado.
En la puerta de calle España 2678 de la Cuarta Sección, que indica “Clausurado”, donde 11 familias vivían en una pensión, estuvo a punto de producirse una verdadera tragedia.
Fue cuando el lunes a la noche dos hombres armados entraron a una de las habitaciones y comenzaron a los tiros, impactando primero al hombre y luego a la chiquita que estaba cerca de él.
El inmueble se encuentra dividido en varias habitaciones que se alquilan a familias, que ahora deberán reubicarse dado que el municipio clausuró el lugar, aunque ayer a la tarde una de las inquilinas residía todavía allí.
La joven dijo a la prensa que “esta es la primera vez que ocurre algo semejante” y remarcó que “en general esta es una pensión tranquila, con excepción del episodio del lunes.
También dijo que la familia de las víctimas hace más de dos meses que vive allí “y no son problemáticos”.
“Yo me enteré de lo que pasó – agregó– por lo que me contaron, pero no estaba en el lugar cuando los hombres entraron armados”.
Los agresores –según dijo Cuenca al declarar en fiscalía de Capital– llegaron incluso hasta el dormitorio que compartía con su mujer y la nena previo golpear la puerta.
Segundos después, tres disparos retumbaron en el aire –serían de un arma calibre 22–, creando alarma en el resto de las personas que habitan el lugar, quienes socorrieron a la familia mientras los delincuentes se fueron sin dejar rastros y sin que la víctima pudiera identificarlos.
El extraño caso, que preocupa a los investigadores porque podría haber derivado en una tragedia, trajo aparejada una inspección municipal al lugar, por cuanto se habrían detectado una serie de irregularidades en el alquiler de las pensiones que motivaron la clausura.
Una de ellas, es que el propietario cobra $1.200 pero no les extiende ningún recibo a cambio.
Y esto es un tema que deberá ser resuelto para evitar posiblemente un desalojo judicial.