Fue uno de los delincuentes más buscados de la Argentina. Fue, incluso, declarado enemigo público número 1 del país en el afiche que ofrecía una recompensa de 300 mil dólares por su captura allá por los 90. Después cayó preso un par de veces más, pisando esta década y en el 2014, la última vez.
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Luis Alberto el Gordo Valor hoy está libre y camina por la calle como si nada. Pocos recuerdan su historia, nadie conoce prácticamente su cara y pasa desapercibido a donde vaya, a sus 65 años de edad.
"Asalté 18 camiones blindados, robé 23 bancos y más de 150 empresas. Me fugué de la cárcel de Devoto. Nunca maté a nadie y no soy ejemplo para nadie", dijo en una entrevista con Gonzalito Rodríguez (exCQC) para Canal 9 de Buenos Aires en 2018.
"Ahora soy un ser humano como todos y estoy libre. Quiero disfrutar de la vida. Y no soy ejemplo para nadie. Después de todas las épocas que me tocó pasar, detrás de una reja, lejos de los afectos y la familia, ahora me encuentro haciendo las cosas legales y por derecha, como dicen los vagos", repitió.
En diciembre de 2007 saboreó la libertad. Estuvo 13 años preso, tras ser capturado en 1994; en 2009 fue detenido nuevamente tras una extensa persecución y un tiroteo; se lo vinculaba con una banda que robaba casas en barrios privados de la zona norte de Buenos Aires; en 2014 nuevamente se lo detuvo por portación ilegal de armas; hasta quedar definitivamente en libertad en julio del año pasado.
En la entrevista con Gonzalito, sostuvo: "Arranqué con un matarife, después empecé a hacer grandes fábricas, empresas. Después le empecé a dar a los blindados y después le di a los bancos. Robamo´bastante".
Quizás como una ironía o no, fue escribiendo sus memorias en cuadernos Gloria, tal cual pasó con la megacausa de corrupción de los cuadernos. En "otro libro lo voy a poner" todo lo que faltó en el primero, aunque no quiso adelantar nada. El año pasado en septiembre Planeta puso a la venta su primer libro, "Luis Valor, mi vida".
En la sinopsis del libro también repite una frase: "Quiero decirles a los lectores que esta es mi historia: la historia de Luis Alberto Valor. A los jóvenes les digo que no soy ejemplo a seguir para nadie".
En ese libro hay una reseña de Andrés Calamaro, que se cita en la publicidad de venta del libro: “La historia de Valor es una historia que merece ser contada. Es el relato que muchos queremos leer; la historia también la escriben los que ganan a riesgo de perder, los que pagan su deuda con una sociedad siempre injusta. Los bandidos de antes. Un militante solidario que puso el cuerpo, un bandido de leyenda que puso el cuerpo y pone palabras a otra historia argentina”.
Incluso en diciembre pasado, Calamaro anunció que debutará como guionista en una película del Gordo Valor.
También tendrá la producción de Marcelo Tinelli, se anunció recientemente. En julio de 2018 fue puesto en libertad definitivamente y ya tiene un libro, un segundo libro y una película encaminados.
"Yo no robo más, ahora escribo", le dijo a Página 12 en junio de este año.
"¿Se puede ser ladrón y buena persona?" le preguntó Gonzalito. "Y sí, ¿por qué no?", respondió Valor.
¿Qué hizo con la plata?
La pregunta del millón o de los millones es qué hizo con la plata, que nunca se recuperó.
"Lo he compartido con mi señora, anteriormente con otra señora. Lo he compartido con varia gente. He tenido coches, propiedades. Lo de que tiré la plata, es mentira. Me daba todos los gustos, me divertía mucho", afirmó.
"No me hice millonario", disparó. "Para mí lo más importante era compartir una mesa con mi mamá y lo hacía más tranquilo sabiendo que el peso estaba en el bolsillo".
Su fuga de Devoto
Sobre su fuga del penal de Devoto, en 1994, contó todos los detalles: "No era mía la fuga, era de otros compañeros. Me hacen la invitación y acepto. A las 12 llegó el recreo y bajamos. Pasamos todo lo que teníamos que pasar, fuimos por un túnel, nos requisaron. Jugaban los demás un partido de fútbol, saltamos una parecita, fuimos al hospital, "apretamos" el hospital (haciendo seña de un arma de fuego), nos vestimos de médicos, de enfermeros, de policía, llegamos a un lugar con una puerta ciega, salió el penitenciario y nos llevamos una ametralladora de ahí (tras reducirlo). Me fui a Córdoba, me fui a todos lados. Pero donde iba me estaban esperando. Había cosas más importantes que buscarme a mí", recordó.
"Es un queso gruyer la frontera"
Tras fugarse, pensó en irse del país. No durmió 2 noches seguidas en el mismo lugar. "Se salvaron así de que me fuera del país. Yo me iba del país y no me encontraban más. Ya me iba, me faltaron poquitos días. Es un queso gruyer la frontera, de cualquier lado se puede ir", rememoró.
"Dentro de todo después fue un alivio que me detuvieran, tenía mucha presión. Si no me podían matar o cruzar con algo más bravo".
"Mataron a un policía y ese hecho me lo ponen a mí, por eso me buscaban todo, y me costó mucho tiempo superar eso a mí. No sé si me tienen que creer, pero cuento lo que pasó", dijo.
"La libertad es algo hermoso que no la debe perder nadie", agregó.
Su captura
"Yo pensé que me iban a matar Mario el Chorizo Rodríguez (el comisario que encabezó su búsqueda y captura). Igual el tipo me respetó siempre. Cuando me detuvo lloraba de alegría", recordó.
"No es mi ídolo Al Capone. Yo soy mi ídolo. Recibí 7 tiros en los enfrentamientos con la policía".
¿Pagó o no su deuda con la sociedad?
Sobre si pagó su deuda con la sociedad, Luis Alberto Valor afirma que no. "Me faltan un par de años", recordó en ese mini documental de Gonzalito Rodríguez, a pesar de ya estar en libertad. "Haciendo acciones solidarias, todas esas cosas", afirmó.
"Siempre tuve miedo de morir, pero no miedo a la muerte", detalló.
Por qué hacía lo que hacía
"Cuando empezamos a robar bancos empezamos a robar bancos que eran multinacionales. Los bancos de acá nos los tocamos. Le apuntaos a empresa de los Yabrán, mafia. Sí, nos considerábamos una banda con códigos, con respeto. Le mojábamos la oreja a la policía cada vez que íbamos y trabajábamos. Era más eso de alguna manera.
"No es una imagen agresiva"
"La imagen del Gordo Valor no es una imagen agresiva", afirma en el mismo informe de Canal 9 de Buenos Aires el periodista Ricardo Ragendorfer, que siguió el caso de cerca en los 90.
"La superbanda también fue una idea para instalar la superpolicía", recordó.
"La libido de estas personas pasaba por una especie de placer intelectual de vulnerar sistemas de seguridad. Yo lo defino como un pistolero. Pertenece a la época de oro de la delincuencia argentina".
Su descendencia
Valor tiene tres hijos: Silvina, Fernando y Mario.
Ella se despegó de la vida delictiva, pero sus dos hermanos se dedicaron a cometer robos, nunca al nivel de su padre. Los dos, en distintos años, fueron detenidos por asaltos a mercados y tenencia de droga.
"Lamento que hayan seguido mis pasos, es lo peor que pueden hacer. No soy ejemplo de nada", dijo Valor a El País el año pasado.
También tiene dos sobrinos que se dedican al delito.