Enviado especial a Ecuador
Así como la defensa había ganado algunas pulseadas en la primera jornada del juicio por los asesinatos de María José Coni (22) y Marina Menegazzo (21), este miércoles el acusado José Luis Pérez Castro (31) sufrió varios reveses que dejaron agonizando su coartada para zafar del proceso penal.
Desde la previa del juicio se anticipaba que la declaración del dentista que lo atendió iba a ser vital. Sucede que el sospechoso aseguró que vivió en la casa de Montañita donde fueron ultimadas las mochileras mendocinas y se hallaron sus manchas hemáticas ya que se había realizado una atención odontológica que lo hacía escupir sangre.
"El 10 de marzo, cerca de las 9, atendí a Pérez Castro. Fue una intervención sencilla, sin complicaciones", comenzó declarando Rony Ruiz. "Él vino porque quería un certificado", agregó.
Pero lo más relevante fue cuando dijo que es improbable que haya salivado sangre con anterioridad ya que "debería haber tenido una infección, la cual no vi cuando lo atendí". "Tenía necrosis pulpar -tejido muerto- pero no un proceso en el cual pudiera haber sangrado", ratificó.
El abogado defensor, Antonio Gagliardo, le mostró otro tratamiento anterior que se había realizado Pérez Castro antes del doble asesinato con otro dentista, pero el testigo aseveró que "fue una acción preventiva, una limpieza".
El testigo, pese a ser ofrecido por la defensa, terminó jugando claramente en contra al no poder coincidir con la coartada, arma principal que tenía Pérez Castro en la previa al debate.
Su hermano
En el final de la jornada se presentó ante el tribunal el hermano del procesado, Juan Carlos, quien también había declarado en el primer juicio porque fue quien halló el cadáver de Majo Coni el 25 de febrero. El hombre relató que entre la noche del 22 y la madrugada del 23 estuvo con su hermano en una casa que alquilaban juntos.
Ese domicilio es de José Meza, quien había dicho que les arrendó el lugar entre enero y el 14 de febrero, por lo cual se presentó una contradicción entre ambos testigos.
El hermano del procesado también confirmó que estuvieron viviendo en la casa de Segundo Ponce Mina (34) -donde se consumaron los crímenes- desde el 3 de diciembre hasta el 20 de enero y que su hermano "desde enero tenía una molestia dental y vivía escupiendo sangre. Yo lo corregía".
Otro de los testigos importantes fue el policía de Investigaciones Ronald Elizalde que dio detalles sobre cómo lograron dar con Pérez Castro. Entre algunas de las contradicciones que remarcó, dijo que la primera vez que fue entrevistado sobre el hecho no manifestó haber vivido en la casa del Negro. También planteó la dificultad para rastrear la ubicación de los teléfonos celulares del acusado y su entorno en los días del doble crimen debido a que cambiaban de chip constantemente.
El juicio continuará el viernes con la declaración de cuatro testigos de la defensa -familiares del sospechoso-, alegatos y sentencia.