Dos excelentes aciertos en el espectáculo de Walter Neira, uno al principio y otro al final,le pusieron la frutilla a una jornada vendimial bella como hacía mucho no se veía: la presentaciónen vivo de las candidatas por parte de la reina saliente, María Florencia Destéfanis, y la marchafinal cantada con ritmo de murga. Por si esto fuera poco, hubo mucho de factor suerte el sábado de vendimia. La anunciada ytemida lluvia se las arregló para caer entre el final del carrusel y la previa en el anfiteatro. YCristina llegó en su mejor momento y hasta le robó protagonismo a la reinas en el carrusel. El martes la presidenta había alcanzado un pico con su discurso ante la Asamblea Legislativa,donde desplegó frases maradonianas por su capacidad de generar títulos para los diarios, se dio elgusto de retar a Cobos y se metió miles de votos en el bolsillo al anunciar la Asignación Universalpara las embarazadas. Y con ese caudal llegó a Mendoza y les regaló a los mendocinos unas emotivaspalabras al mostrarse impactada y emocionada por el cuadro de Néstor que le regaló el pintorNorberto Filippo. También fue un regalo para los mendocinos que Cristina no haya sobreabundado asistiendo alarchiaburrido almuerzo de las fuerzas vivas, ese donde rosquean los gerentes que manejan lasgrandes bodegas mendocinas, casi todas en manos del capital extranjero. ¿Qué más podía esperar el anfitrión político, Celso Jaque? La respuesta es muy sencilla: quela reina fuera de una comuna de su signo político. No se le dio, pero se podrá dar el gusto dedecir que no hubo acomodo.