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Akhwari, el hombre de la gesta inolvidable. El atleta de Tanzania protagonizó uno de los hechos más recordados de los Juegos Olímpicos. En México 1968 terminó la maratón herido y lesionado.

Llegó último y es el más recordado

Por UNO

Lucio A. Ortiz

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En el estadio Olímpico del Distrito Federal en México, en los Juegos Olímpicos de 1968, hubo sensaciones diversas de triunfadores y de perdedores. De hombres y mujeres que trataban de llegar a obtener alguna de las tres medallas que reciben los mejores de cada competencia.

Y del momento final de la maratón olímpica el periodista mexicano Arturo Xicoténcatl escribió: "Declamación estentórea, ensordecedora en el Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria ante la grandiosa victoria de Mamo Wolde en la carrera de maratón. El etíope festeja con una vuelta olímpica, lo acompaña una intensa ovación. La última fecha del atletismo es sensacional, el firmamento olímpico relampaguea con el triunfo de Kipchoge Keino, en los 1,500m lisos, con la ruptura de tres plusmarcas mundiales en relevos y con el oro de Dick Fosbury, su revolucionaria técnica del Fosbury flop para el salto en alto de espalda a la barilla".

Y continúa: "Justo al caer la noche y cuando la gente empieza a retirarse del estadio se presencia una escena dramática, que pasará a la historia de los Juegos Olímpicos como una demostración de valentía, dignidad y honor. La conmovedora fuerza interior de John Stephen Akhwari, de Tanzania, hace su ingreso".

Y la imagen es más conmovedora que la propia silueta del ganador de la medalla de oro . Y ese hombre con vendas en su pierna derecha, que apenas podía caminar, y con un hombro dislocado, hacía el último esfuerzo en el deporte que más récords dejó en la competencia.

Porque se batieron 22 récords del mundo en atletismo. El atleta Bob Beamon (Estados Unidos), con su salto de 8.90 metros, estableció unnueva marca mundial de salto de longitud que se mantuvo vigente durante 23 años; el de 4 x 400 del mismo equipo nacional más de 22 años, y el de 400 metros de Lee Evans casi otros 20 años de vigencia.

El 20 de octubre de 1968 fue el día de la maratón olímpica, una de las competencias emblemáticas del atletismo. Treinta años antes en Mbulu, ciudad de la Tanganica en Tanzania nació en 1938 John Stephen Akhwari, que protagonizaría en México de 1968 uno de los momentos más inolvidables de la historia del deporte.

Akhwari llegó a México como campeón de África de maratón y el 20 de octubre tomó la salida junto a algunos de los favoritos de la prueba como Abebe Bikila (ganador del oro en Roma 1960 y Tokio 1964) y uno de sus mas fieles escuderos, Mamo Wolde.

La altitud y el sofocante calor eran los grandes rivales de los participantes. En el kilómetro 19 de la prueba, Akhwari sufrió una caída que le produjo graves daños en una rodilla y el hombro principalmente, pero a pesar de todo, siguió corriendo. Dos kilómetros antes, Bikila había abandonado y le había dicho a Wolde, que debía honrar a su país con la victoria. Su compañero así lo hizo, y cruzó la línea de meta en primera posición con un tiempo de 2h20m26s, seguido por el japonés Kimihara y el neozelandés Ryan.Luego se hizo la ceremonia de premiación, a medida que oscurecía y el himno etíope retumbaba en el estadio olímpico. El público comenzaba a abandonar sus asientos cuando se escuchó el anuncio que aún quedaba un atleta en carrera. Hacía una hora que había llegado el ganador y todo estaba dispuesto para dar por concluida la jornada.

Escoltado por la policía, que iluminaba su camino con los focos de sus coches, apareció John Stephen Akwari. El atleta tanzano a duras penas caminaba hacia la entrada del estadio. Con evidentes signos de dolor y agotamiento, Akhwari arrastraba su pierna derecha vendada y sangrante. Una vez pisó del estadio, el público estalló en una ovación. Akhwari, olvidó de repente sus más de veinte kilómetros de padecimiento y comenzó a correr, aumentando a cada metro los gritos de la gente enfervorizada por el hecho deportivo que era testigo. El tanzano cruzó la meta con un tiempo de 3h25m27s, una hora y cinco minutos más tarde que el vencedor. En forma agónica se desplomó en el suelo para ser atendido por los servicios médicos del estadio, que lo llevaron inmediatamente al hospital. En donde estaría internado más de una semana. Akhwari finalizó en el puesto 57, no quería ser uno de los 18 atletas que habían abandonado.

Dijo tras la carrera al ser consultado por qué siguió: "Mis padres me dijeron que lo que uno empieza, hay que acabarlo. Mi país no me ha enviado a diez mil millas de distancia para empezar una carrera, me enviaron para terminarla".

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