River descendió a la B Nacional en 2011 y Alejandro Domínguez fue uno de los jugadores que volvió al club para tratar de regresarlo a Primera. Si bien consiguió el objetivo, ese período fue muy difícil para el Chori, que sufría ataques de pánico que se acentuaron en ese período por toda la presión que tenían y que lo llevaron a sentir que se iba a morir en un vestuario.
"En ese momento fue duro porque hubo gente que nos quiso hacer daño, complicar nuestro vestuario, lastimarnos ya que el grupo no sabía lo que me pasaba. Por ejemplo se decía 'tiene ataques de pánico, es un cagón', todos lo asocian así y yo te aseguro que lo que te pasa no lo podés manejar hasta que no te tratás. Yo lo que viví no se lo deseo a nadie. Solo el que pasa por algo así lo entiende", relató Domínguez en una charla con Infobae en Madrid, donde vive actualmente.
Y agregó sobre las durísimas sensaciones que tuvo: "Sentía que me iba a morir, en un vestuario o en cualquier lado. Sucede sin aviso. Y ahí vos debés tener las armas suficiente para poder salir. Cuando a uno le pasa eso es una catástrofe".
Por último, trató de ensayar una respuesta a las razones que lo llevaron a vivir esas situaciones: "Por la alta exigencia, la presión. Ahora muchos salen a decir, 'no hay presión, el futbolista vive bien' y en verdad cada vez es peor, cada día hay más stress, porque no se trata solo de entrar y jugar un partido. Pasan otras cosas".
"Yo llegué a Rusia con 22 años, a Kazan, y ojo que en ese momento no era la Rusia que vieron ahora en el Mundial. Los entrenamientos y las concentraciones eran de régimen militar, me tenía que lavar la ropa y limpiar los botines algo que en Argentina no hacía; en mi casa no teníamos internet ni TV por cable, no saber el idioma te pone triste. Todo eso me dejo una enseñanza pero fue duro. No es como dicen que el jugador está realizado y que no tiene presión", cerró.