El volante mendocino Daniel Quiroga contó cómo es la experiencia de vivir y jugar al fútbol en Haití, un país del Caribe que comparte la isla La Española con República Dominicana al Este.
El Sapito llegó en marzo a Cabo Haitiano para jugar en el Football Inter Club Association (FICA) y hoy, luego de una dura adaptación, disfruta de poder vivir de lo que más le gusta "tomando mates en el paraíso".
"Estoy cumpliendo un sueño y más viviendo de lo que me gusta, sentarse a tomar mates en esas playas no tiene precio", dijo el Sapito Quiroga.
Pero la adaptación no fue para nada fácil. El primer obstáculo fue la comunicación, casi nadie habla español ya que los idiomas oficiales son el francés y el Criollo haitiano. El segundo inconveniente fue la alimentación, toda la comida es frita.
"En los primeros días sufrí una gastroenteritis aguda por la comida, por momentos pasé hambre porque en el desayuno comen todo frito y tras el entrenamiento me quería comer la vida", contó al tiempo que agregó: "Cuando me empezaron a entender me dieron todos los alimentos que les pedí. Empecé tomar leche y comer cereales en el desayuno, por ejemplo".
"Me costó adaptarme al día a día porque no salía a la calle y no tenía tele ni WiFi. No querían que me pasara nada. Me acompañaban a todos lados. Más allá de la inseguridad ellos querían protegerme. Yo siempre lo tomé muy bien, es algo lindo pero dependes todo el tiempo de sus momentos", contó.
"Muy pocas personas sabían de lo que estaba pasando allá porque no los quería preocupar".
Sobre la inseguridad agregó: "Es muy inseguro pero sobre todo en la capital (Puerto Príncipe). Yo estoy en Cabo Haitiano y es mucho más tranquilo. Igual es raro porque la gente en la calle se te para enfrente y no deja de mirarte. A mi me dicen 'blanco', imaginate yo re feliz", dijo entre risas.
"Fui aprendiendo algunas frases en criollo para saludar o agradecer", añadió sobre su proceso de adaptación.
De la mano del fútbol, llegó la adaptación
"El trato que me dio el club no lo había recibido nunca. No me faltó nada, a medida que me iba haciendo entender me iban comprando lo que necesitaba", remarcó.
Respecto de sus compañeros de equipo dijo: "A los compañeros me adapté muy bien, el único que habla un poco de español es el capitán. No hay otro extranjero. Los nombres son muy difíciles de pronunciar y le puse apodos a todos para pedirles la pelota en los partidos".