También reveló que antes de llegar al hogar que este miércoles fue declarado "Lugar Histórico Nacional a la Casa Natal de Diego Armando Maradona", sus padres vivieron en una casilla alquilada y luego en otra "un poquito, un poquito, nada más, mejor".
Sobre su niñez el campeón del mundo en 1986 dijo tener un recuerdo feliz de su infancia, "aunque si debo definir con una sola palabra a Villa Fiorito, el barrio donde nací y crecí, digo lucha".
Maradona-junto-a-doña-Tota-y-don-Diego.jpg
"La cosa es que se instalaron como pudieron. No fue fácil, ¿eh?, nada fácil. Alquilaron una casilla, primero. Después, se mudaron a otra, un poquito, un poquito, nada más, mejor. Y a lo último llegaron a una casita con mucha chapa y madera y algunos ladrillos, cerca de la esquina de Azamor y Mario Bravo. Ahí está, todavía de pie, esa casita, casi igual. Ahí nacieron Elsa, María, después yo, Raúl (el Lalo), Hugo (el Turco) y Claudia (la Caly)", contó el Diego.
Antes habían nacido dos hermanas: Ana María, la más grande, y Rita (la Kity).
Tras su paso por Los Cebollitas (tenía nueve años) y su salto a Argentinos Juniors, donde debutó en Primera un 20 de octubre de 1976 con apenas 15 años, toda la familia Maradona dejó Villa Fiorito por pedido de Eduardo Dosisto, ex dirigente del club de La Paternal. Fue él quien les alquiló un departamento para estar más cerca de la cancha del Bicho.
Dosisto, en diálogo con Clarín tras la muerte del Diez, recordó que el primer contrato de alquiler del departamento de la calle Argerich 2750 -a 15 cuadras del estadio- se firmó un 30 de octubre de 1976, justo el día del cumpleaños 16 de Maradona.
Casa-de-Diego-Maradona-calle-Argerich.jpg
Volviendo a 'Yo soy El Diego de la gente', el Diez contó cómo era esa nueva propiedad e inmediatamente llegó el momento de nombrar a Claudia Villafañe. "Era una típica casa de barrio, propiedad horizontal. Nosotros vivíamos al fondo y adelante estaba la familia Villafañe: don Coco, taxista fanático de Argentinos, doña Pochi, ama de casa, y... la Claudia", contó.
Y siguió: "Creo que nos empezamos a mirar desde el primer día, cuando me instalé en octubre del 76. Ella me miraba por la ventana cada vez que yo salía y yo me hacía el boludo, per siempre la relojeaba. Eso sí: recién me le animé casi ocho meses después. Exactamente el 28 de junio de 1977".
Maradona, donde quiera que esté, debe estar contento por el homenaje que recibió la casa de Villa Fiorito.