Terranova y Torlaschi cerraron una dura etapa: "Sólo quiero terminar y volverme a mi casa", aseguró el navegante de Pons. Quiroga, por su parte, se mostró feliz.

El Dakar en primera persona: distintas caras de una misma moneda

Por UNO

El termómetro marcaba 40 grados. El piso del autodromo sanjuanino ardía y los rayos del sol pegaban muy fuerte en la humanidad de cada uno de las miles de personas que le dan vida a un nuevo vivac del emblemático Dakar.

Así transcurrían las horas mientras uno a uno iban llegando los participantes. Las primeras motos hacían su aparición, hasta que en un momento lo hacían los Peugeot con Peterhansel a la cabeza. Los visitantes temporarios se bancaban todas con tal de vivir esa gran pasión que despierta la carrera más extrema del mundo.

Y así llegó el momento del arribo del primer mendocino. Orlando Terranova aparecía en el campamento con su Mini 310 y al bajarse su cara demostraba la insatisfacción de otra etapa complicada. El tramo que unió La Rioja con San Juan se complicó cuando una piedra se metió en la transmisión y le imposibilitó seguir avanzando.

"No pudimos hacer una etapa con tranquilidad. Se hizo muy difícil porque el auto levantó mucha temperatura y hubo que parar a reparar. No hay otra que tratar de terminar. Mañana (por el viernes) será otra etapa muy condicionada por el calor y habrá que ser prolijo para no cometer errores", resumió Orly.

Pero peor suerte corrió Ricardo Torlaschi, el navegante del español Xavier Pons en la Ford Ranger 320. Después de encajarse tres veces y tener que perder mucho tiempo, el especial se cerró con un vuelco, que le dio un cierre negativo a la jornada.

"Estoy muy cansado, fue una etapa tremenda con muchos inconvenientes. La realidad que este Dakar se hizo muy difícil. Para colmo el viernes habrá otra jornada dura en la que espero tener mas suerte. Solo quiero terminar y volverme a mi casa", se sinceró el navegante mendocino.

Pero hubo alguien que le puso la cuota de optimismo y ese fue Julio Quiroga. El único representante mendocino en motos sigue adelante y está cada vez más cerca de acariciar su propia gloria.

La Yamaha 133 que asiste el JVO Racing llegó al vivac, pero no lo hizo sólo, ya que Julito fue escoltado por sus hijos Julián y Gastón en una motito y una bicicleta. El gladiador era acompañado hasta su carpa por su propia sangre, lo que escribía una página más que emotiva en este Dakar.

Y apenas se sacó su casco bastó ver esa cara sufrida de tanto esfuerzo, pero que mostraba una felicidad plena. "Qué feliz soy de verlos a todos. Este Dakar lo termino así tenga que empujar la moto hasta la meta. Voy a cumplir mi objetivo. Lo juro que lo cumpliré", fueron sus primeras palabras.

"El motor fallaba y antes de arrancar el especial tuve que cambiar la bomba de aceite. Vine muy tranquilo, queriendo terminar sin demasiadas complicaciones y lo logré, pese al calor y las condiciones adversas", añadió.

El sol se escondía tras la Quebranda Rugiente, las luces de este pueblo nomade se encendían y mientras algunos se iban a descansar, otros comenzaban su trabajo que terminaba por la madrugada. El Dakar pasó por Cuyo y San Juan otra vez lo disfrutó. Los mendocinos al menos lo tuvieron cerca.

Mendocinos con ganas de correr

Los hermanos Caimi, Julián Quiroga y Robertino Patti fueron algunos de los enduristas mendocinos que estuvieron en el campamento sanjuanino y en algunos casos analizando posibilidades de correr en motos el año próximo.

Patti se mostró con muchas ganas y podría hacerlo bajo la modalidad maraton, para abaratar costos. También José García estuvo en conversaciones con Scott Abraham para que el South Racing le de asistencia a su Renault Duster en el 2017.

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