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En 2006 Néstor Kirchner le ordenó a Moreno "que hiciese lo que fuera necesario" para que la inflación no superara el 11% anual. Terminaron arreglando que no fuera mayor al 10%.
Patéticos
Para este ex funcionario público, que encajaría perfecto en el universo chavista de Maduro, la mentira y la coacción forman parte de una necesaria epopeya para ganarle a la antipatria. Quizás por eso se vanagloriaba de hacer abuso de autoridad y de destruir e inutilizar registros públicos, una escabrosa tarea que recorrió buena parte de la "década ganada".
Los fiscales que investigaron y acusaron a Moreno demostraron cómo fueron alteradas las bases informáticas de datos del INDEC, cómo se cambiaron las metodologías y cómo eliminaron los obstáculos que les interpusieron, todo ello con un objetivo delictual ya trazado.
Bastaría sólo añadir un dato confirmado por la Justicia: Moreno había hecho poner topes en el sistema informático con lo cual los precios de los productos que estaban por encima de lo que pretendía el Gobierno, no existían.
Moreno fue ese típico caso del funcionario de segunda o tercera escala -era secretario de Comercio Interior, del Ministerio de Economía- que logra tener más poder que el ministro. Uno de los momentos más patéticos fue el influjo que Moreno ejerció sobre la endeble ministra Felisa Miceli, aquella que se olvidó una bolsa con 60.000 dólares en el baño de su oficina, por lo cual ya tuvo su condena judicial.
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Matonería
El INDEC estaba dentro del organigrama de Economía y al ínclito Moreno no le costó nada convencer a esa maleable funcionaria para que le "liberara" el organismo que mide el índice de precios a fin de que él pudiera ejecutar a sus anchas el matonazgo y otras ilegalidades.
Guillermo Moreno tuvo a maltraer a casi todos los ministros de Economía que pasaron en las presidencias de Cristina Kirchner. A Martín Lousteau (que duró cuatro meses en el cargo) lo carajeaba y lo ninguneaba en público. A Amado Boudou lo menoscababa mencionándolo con apodos descalificatorios. Y de Axel Kicillof afirmaba que "lo único que gestionó fue un café y lo fundió".
El nunca bien ponderado Jorge Asís tiene una teoría para explicarlo. "Lo que pasa es que el fracaso de uno purifica al anterior porque en la Argentina existe la purificación a través del fracaso".
Agrega el Turco Asís (de quien se podrá decir cualquier cosa menos negar que tiene uno de los títulos de novela más hermosos: "Flores robadas en los jardines de Quilmes") agrega que Cristina Kirchner, cansada de los funcionarios "presentables", decidió contrapesarlo con un imprensatable como Moreno quien iba a ser la fuerza de choque contra el mercado "para que aparecieran los verdes".
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A Martín Lousteau, Guillermo Moreno lo carajeaba y ninguneaba en público.
La orden
Diversas crónicas periodísticas como investigaciones y ensayos publicados sobre el ex presidente Néstor Kirchner han dado cuenta de que fue el santacruceño quien en 2006 le ordenó a Moreno "que hiciese lo que fuera necesario" para que la inflación no superara el 11% anual. Terminaron arreglando que no fuera mayor al 10%.como si la realidad de un país se pudiera armar desde una charla como la citada.
La investigación de los fiscales abunda en declaraciones de técnicos del INDEC que fueron maltratados, amenazados o echados por Moreno cuando trataban de defender el rigor profesional y los datos duros de la realidad.
Haber "dibujado" los indicadores de la situación económica y social sepultaron la credibilidad de de las estadísticas del Estado y afectaron las mediciones sobre pobreza, además de desalentar inversiones, y generar problemas al propio país en sus acuerdos con el resto del mundo tanto en la faz privada como estatal.
Guillermo Moreno, en fin, ha terminado por consolidarse como otro de esos farabutes, que apañados por el kirchnerismo, han aportado al atraso, a la charlatanería y a una versión penosa de la política.
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