Usar los cargos públicos para nombrar a familiares, amigos, amantes y gente afín es una de las peores lacras de la política. Aquellos dirigentes que practican el nepotismo de manera desatada ignoran olímpicamente los méritos y capacidades que deberían respetarse en cada una de las designaciones o contrataciones de personal.
La razón para quejarse es poderosa porque esos sueldos se pagan con dinero de los cascoteados contribuyentes.
En política, los parientes de los funcionarios suelen ser una fuente de problemas. El referente político que decide dejarse abrazar por el nepotismo es el mayor responsable por ser quien dispone y firma esas designaciones, que por lo general son innecesarias. Cada vez que se ha querido ponerle coto a esta insensatez antidemocrática, ha terminado en fracaso.
¡Minga de culpa!
Los funcionarios dadivosos con la plata ajena, les cargan los bolsillos a sus parientes con dineros aportados por la ciudadanía, sin que sientan una pizca de culpa. Y muchos de ellos tienen el tupé de autodenominarse "militantes", como si eso fuese un salvoconducto para un "choreo bueno".
Esto, en realidad, es uno de los grandes chanchullos tolerados a lo largo de la historia política por prácticamente todos los partidos políticos, algunos con cierta vergüenza, pero otros con desatada desfachatez.
Esa anormalidad casi siempre se ha hecho bajo el argumento de que deben rodearse de "gente de confianza", cuando en realidad la gente que trabaja para el Estado debe ser idónea como condición básica y no consanguínea de los funcionarios.
Los nombramientos de parientes en asesorías o puestos innecesarios casi nunca son para cubrir cargos esenciales. Por lo general son conchabos para nada. Sólo para cobrar y engrandecer el patrimonio de familias vivarachas que han descubierto en la política un filón para no trabajar, pero sí para monetizar su vida sin mayores problemas.
Es decir, una arbitrariedad lisa y llana al fisco para beneficiar a hermanos, primos, concuñados, cónyuges, suegras, vecinos con el que comparten Netflix, o amiga/os con derecho a roce o compadres en puestos que, curioso, no son los de la escala básica de sueldos. Por lo general arrancan como asesores o como "jefes de algo",
Dos bolsones
Hay en esta situación dos grandes bolsones entre los beneficiados por el hecho de estar ligados familiarmente a un político. Por un lado, los que "caen"en los "nichos" legislativos, donde nunca se sabe qué hacen. Un caso referencial es el de Martín Arrieta, el hermano evangélico de la diputada nacional de Mendoza Lourdes Arrieta, de la que es su mano derecha en el Congreso.
Y por otro lado están los que son nombrados para puestos más concretos en cargos del Ejecutivo, quienes suelen tener un poco de mayor visibilidad. Ello nos permite ver cómo algunos familiares empiezan a escalar rápidamente para pasar, de manera fulminante a directores o secretarios de un organismo para que de ahí en más no los detenga nadie, salvo, claro, la Justicia.
En estos días, esto de de caer en manos de la Justicia, sigue teniendo como figuras rutilantes al desacreditado ex intendente de Las Heras Daniel Orozco y a su esposa Janina Ortiz, quienes están investigados por fraude y otros desmanes a la administración comunal. Esa situación le ha costado a ella perder la banca de diputada provincial, la que le duró menos de un mes.
Janina, luego de ascender de manera meteórica a secretaria de Gobierno en la segunda gestión de Orozco (cuando todavía era novia de éste) apareció como precandidata a intendenta, un loco proyecto para el cual no tenía ningún blasón partidario salvo el de ser consorte de Orozco.
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Ay, los parientes
Flor Destéfanis, titular del peronismo mendocino, donde ha tenido una desteñida labor partidaria, viene cargando no sólo con la durísima derrota del PJ en la provincia, sino que ahora está en medio de un escandalete en su rol de intendenta de Santa Rosa, donde cumple su segundo mandato. ¿La razón? Conflictos por razones político-familiares.
Es que por tratar de manejar la Comuna a dúo con su marido Diego Foco (ella desde el Ejecutivo y él monitoreando el Concejo Deliberante) se le ha salido de eje una gestión que, sin brillos, fue por lo menos tranquila en su primer mandato, pero que ahora es un volcán al romperse el equilibrio político con su socia de origen radical Débora Quiroga, quien ha acusado a Foco de violencia de género y abuso de autoridad.
Lo concreto es que la Reina Nacional de la Vendimia 2010 puede dar fe de lo difícil que es manejar una gestión ejecutiva cuando se mezcla demasiado con cuestiones de familiares. Lo dicho: política y parientes no son fáciles de congeniar.