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El inglés que llegó a pie

“Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”, recitó Antonio Machado alguna vez, y Martin Hutchinson hizo de este verso una filosofía propia. Este inglés, de 51 años, vivió sus últimos seis dedicado a recorrer Latinoamérica a pie. El domingo, arrastrando sus zapatos desde San Juan arribó a la provincia, donde fue recibido en el Cuartel de Bomberos de Lavalle.

Ya son 31 mil kilómetros, según él, los que recorrió desde 2006, cuando de visita por México inició la epopeya que lo trajo hasta estas tierras alejadas de Manchester, su ciudad natal. En su paso por la región lleva recorridos 21 países, y en Argentina ya visitó Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Salta, Catamarca, Tucumán, La Rioja y San Juan. “La intención es dedicar los próximos cuatro años a conocer el Sur de Argentina y Chile”, confesó el explorador, quien todavía no transitó por las calles de Buenos Aires.

Hutchinson era un bombero que, abrumado por la sociedad consumista y la destrucción del planeta, comenzó a peregrinar por el mundo, sustentando cada viaje con sus ahorros, sin ningún apuro y con el solo afán de conocer y disfrutar de la naturaleza. En cada uno de los cientos de pueblos que visitó, intentó acercar un mensaje sobre la condición humana occidental y sus innumerables contradicciones, la necesidad de un cambio de conciencia y el cuidado del medio ambiente.

El errante realizó su trayecto visitando dependencias de bomberos, cárceles, iglesias y escuelas, particularmente, buscando dialogar con las distintas culturas que componen Sudamérica. “En este continente ningún país se parece al otro, cada uno tiene su propia cultura. E incluso dentro de cada nación, las provincias tienen particularidades que las diferencian del resto. Hay países más hostiles y solidarios que otros, pero nunca me interesaron regalos de nadie”, manifestó. Y relató que una vez fue tentado por un funcionario de Venezuela a firmar los papeles de una casa, que rechazó.

En su recorrido por Mendoza, ayer visitó algunos colegios lavallinos, donde aprovechó para acercar un relato sobre sus vivencias y transmitir su cruzada ecológica con los jóvenes. “No creo que los políticos puedan hacer del mundo un lugar mejor. Confío en los jóvenes, en ellos está el futuro”, dijo.

En la entrevista contó que se la pasó, desde que llegó, tomando mate y que los bomberos lo agasajaron con un asado para reponer fuerzas antes de continuar su trayecto en una semana.

Hutchinson explica que muchas personas lo han tildado de loco por tomarse la vida de un modo distinto a lo establecido por los cánones de la sociedad. “A esa gente le digo que más locos son los que van a un gimnasio a caminar y gastar energía sin sentido. Pagan por correr sobre una cinta y no conocen nada, yo conozco el mundo sin demasiados aparatos y con poco dinero, sólo con ayuda de una mochila y mis pies”, se defendió efusivamente el hombre, para quien “todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo camino, camino y nada más”, como dice aquel poema de Machado.

Un trotamundos por las rutas salvajes

Cuando Martin Hutchinson relata sus aventuras por Sudamérica no logra contener la ansiedad y destila palabras con velocidad y entusiasmo. Su castellano es muy pobre –apenas se hace entender– pero a falta de palabras describe anécdotas interpretándolas con mímica.

Así hizo saber que es amante de la carne de cocodrilo, que también ha comido monos, insectos y arañas. Al estilo de un boy scout, su chaqueta y su sombrero van acumulando banderines cosidos de cada lugar que visitó y diminutas insignias de organizaciones e instituciones que fue conociendo.

Con el planeta como hogar y sin extrañar las comodidades de la vida moderna, dice que no es de ninguna religión y que su espiritualidad se sostiene en la meditación que realiza caminando y en su respeto por la madre tierra, su único dios.

Entre una decena de historias, el inglés contó que casi pierde su vida en el límite entre La Rioja y San Juan.

Resulta que una de las noches en las que caminaba solo por la carretera oyó a lo lejos dos pumas. Asustado, detuvo el paso y se resguardó haciendo guardia bajo un poste de luz. Cuchillo en mano, esperó a ser sorprendido por las fieras. Pero por suerte éstas no alcanzaron a verlo y se alejaron de él.

Las cifras

6 años ha dedicado a la aventura de explorar el mundo, caminando por 21 países del continente desde su partida.

31.000km

lleva recorridos a pie por el continente. La velocidad a la que camina es de 5km/h y diariamente recorre 50 kilómetros.

29 pares de zapatos usó hasta ahora para cumplir con su objetivo. Unos 200 kilómetros resiste un zapato común hasta desintegrarse caminando. Un par de zapatos cosidos con suela de caucho le sirve por 3.000 kilómetros.

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Martin Hutchinson. En cada ciudad a la que llega ofrece charlas con soluciones creativas para tratar la basura.
Martin Hutchinson. En cada ciudad a la que llega ofrece charlas con soluciones creativas para tratar la basura.
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