y en las personas que veranean. Y mientras la semana pasada esta ciudad chilena estaba colmada de gente, artistas yperiodistas de todo el mundo que cubrían felizmente el Festival de Viña del Mar, desde el terremotoha quedado prácticamente desierta de turistas, mientras que los pocos que quedan y no pueden irseporque no consiguen pasajes, están muy asustados. Cerca de las 8.30 de ayer, los viñamarinos se despertaban bruscamente por una de las tantasréplicas que se sienten luego de los 8,8 grados Richter del sábado. Pero sin embargo el día parecíadesarrollarse con más tranquilidad que el anterior, hasta pasadas las 16, cuando una camioneta conhabitantes de Valparaíso círculo por diferentes calles vociferando que se aproximaba un Tsunami. Sin embargo, el director regional de ONEMI, Guillermo de la Maza, descartó esta alerta paralas costas de Valparaíso y Viña del Mar, precisando que "todos los instrumentos establecidos paramedir este tipo de fenómenos no arrojan alteraciones y que sólo se constató una baja de mareamoderada provocada por un fenómeno natural denominado Sisigia", definido como un proceso que da porla cercanía de la luna con la tierra incrementando la altura de las mareas (pleamar y bajamar). Por ello, hizo un llamado a la población a mantener la calma ya que en las calles de ambasciudades se vio gente que corría apresurada hacia los cerros más altos. Y sobretodo en Valparaísohubo varios accidentes automovilísticos. Unos turistas porteños que han venido en una expedición y están alojados en un hotelviñamarino han mostrado gran preocupación por seguir en este país y no poder retornar a Argentina. " No podemos regresar hasta mañana (por el lunes), lo único que quiero es irme. Nunca viví momentosde desesperación como este. Estoy muy asustada y no sé si creer que fue falsa alarma lo delTsunami, porque la armada ya demostró que se equivocó", dijo Susana Gómez, de 64 años y oriunda deCapital Federal. La conmoción en los extranjeros es tal que muchos de los que la noche del sábado durmieron enlas veredas de los hoteles por miedo a otro terremoto, ayer solicitaban a los conserjes que loscambiaran a las habitaciones de pisos más altos. Así, a la periodista que escribe esta nota (y nopor motus propio) la trasladaron de planta baja a tercer piso junto al resto de los pasajeros.