Luego de una rápida investigación, dos adolescentes de 16 y 17 años fueron imputados por su presunta participación en el ataque a tiros mientras se celebraba un cumpleaños en un salón de fiestas de la localidad de Dadeville, en Alabama, Estados Unidos, el cual tuvo un saldo de cuatro muertos y al menos 32 heridos.
Los dos sospechosos, Ty Reik McCullough, de 17 años, y Travis McCullough, de 16, fueron detenidos en la noche de este martes, indicó la Policía local.
"Estas personas han sido acusadas después de que se llevó a cabo una investigación compleja y exhaustiva con la ayuda de una multitud de agencias de aplicación de la ley", informó la Agencia de Cumplimiento de la Ley de Alabama (ALEA), sin dar mayores detalles.
Las víctimas mortales del ataque perpetrado en la noche del sábado último fueron identificadas como Marsiah Collins, de 19 años; Phil Dowdell, de 18; Corbin Holston, de 23; y Shaunkivia Smith, de 17.
Según su familia, Dowdell murió tratando de salvar a su hermana Alexis, a quien le celebraban la fiesta de cumpleaños: era la estrella en el equipo de fútbol americano de su escuela secundaria y estaba a punto de graduarse para ir a la Universidad Estatal de Jacksonville con una beca deportiva.
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"Phil para mí fue un amigo increíble. Dios tiene un ángel", expresó un amigo y compañeros del equipo de futbol americano a la cadena británica BBC.
El tiroteo se produjo en el interior de un salón de baile de Dadeville, una ciudad de aproximadamente 3000 habitantes que está a unos 100 kilómetros al noreste de Montgomery, la capital de Alabama.
Al cumpleaños de la adolescente habían asistido unas 50 personas. Hasta el momento, la policía había ofrecido pocos detalles sobre el caso.
Según varios testigos, el ataque se produjo una hora después de que alguien se presentara con un arma en la celebración, donde en un primer momento se le impidió el acceso al festejo.
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"Sé que ha habido cierta frustración entre nuestra comunidad y entre los medios por la falta de información que se ha proporcionado hasta este momento", reconoció el fiscal Mike Segrest.