ver cómo podían dominar el mundo. Nada de eso. Se trataba justamente de lo contrario. En plan de amigos, los asistentesdiscutieron lo que podría hacer con sus fortunas en el ámbito de la filantropía. A ese encuentrosiguieron otros, para dar forma entre bastidores a la campaña The Giving Pledge (El Compromiso deDar). Casi medio centenar de multimillonarios se sumaron a la iniciativa e hicieron su manifiesto:destinar al menos la mitad de su riqueza a obras de caridad. Se trata de un movimiento sin precedentes. Los primeros en apuntarse en este nuevo clubfueron el constructor Eli Broad, el inversor John Doerr, el empresario Gerry Lenfest y el expresidente de la tecnológica Cisco Systems John Mordridge. Se sumaron el alcalde neoyorquinoMichael Bloomberg, el fundador de Oracle, Larry Ellison, el magnate Boone Pickens y el emperadormediático Ted Tuner. Buffett y Gates son desde hace años firmes defensores de devolver a la sociedad gran parte dela fortuna que han amasado con sus negocios. Y rechazan de plano, y públicamente, que sus herederossean los principales beneficiarios de sus fortunas. De hecho, Buffett se comprometió en 2006 adestinar el 99% de su riqueza a alimentar, entre otras, la misión benefactora de la fundación deGates. EE UU es, según la revista Forbes, el país que más multimillonarios concentra, con unafortuna combinada de 1,35 billones de dólares (un billón de euros). Gates es el primero de lalista, con 53.000 millones, seguido por Buffett, con 47.000 millones. Desde que la fundación Gatesempezó a funcionar en 1994, ha movilizado unos 22.000 millones en la lucha contra la pobreza y lasalud. Si todos ellos dieran la mitad, se movilizarán unos 675.000 millones. Se trata, como señalóen junio pasado la revista Fortune, cuando se dio a conocer la iniciativa, de la "mayor campaña derecaudación de fondos de la historia". Pero aunque el objetivo de Buffett y Gates se concentra enlos 403 hombres y mujeres más ricos de EE UU para que donen la mayor parte posible de su legado, suobra es un amplificador para el resto de la sociedad. El momento para lanzar esta campaña no puede ser más oportuno. La recesión sigue causandoestragos entre millones de familias en EE UU, que no tienen empleo, no pueden conservar sus hogaresni costearse la atención médica mínima. Las dificultades financieras están provocando, además, queel dinero destinado a caridad esté cayendo; de los 315.000 millones en 2008 a los 303.750 millonesel pasado, según la fundación Giving USA. El razonamiento de Buffett es muy simple: la gente que de alguna manera es admirada en lasociedad, como el director de cine George Lucas o el hotelero Barron Hilton, debe predicar con elejemplo en los momentos más difíciles. Es, dice, lo que hicieron las familias Carnegie yRockefeller, y por eso quizás EE UU sea la gran potencia también en el ámbito de la filantropía. Ellison, por ejemplo, es una de las figuras que más destinaron de su fortuna a obrasbenéficas y proyectos sin ánimo de lucro en el ámbito de la educación y la investigación médica.Pero como él mismo admite, lo hizo hasta ahora de una forma callada, porque pensaba que la caridadera una cosa privada. Ahora, siguiendo a Buffett, cree que con su ejemplo puede influir en otros.
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Bill Gates tiene una fortuna de 53.000 millones de dólares. Y se desprenderá de la mitad.
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Bill Gates tiene una fortuna de 53.000 millones de dólares.
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Warren Buffet tiene una fortuna de 40.000 millones de dólares.
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Eli Broad tiene una fortuna de 5.700 millones de dólares.
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Gerry Lenfest, empresario de telecomunicaciones.
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John Morgridge tiene 1.600 millones de dólares.
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Paul Allen, dueño de 18.000 millones de dólares.
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Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York y poseedor de 11.500 millones de dólares.
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George Lucas, cineasta con 3.600 millones de dólares.
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Ted Turner, empresario de medios, con una fortuna de 2.300 millones de dólares.