A partir de una polémica ley, las comunas italianas están habilitadas para venderlos. Buscan recolectar unos 3000 millones de euros.

Berlusconi permitió privatizar ríos, montañas y castillos para pagar la deuda pública

Por UNO

Al igual que varios otros países europeos, Italia está sacudida por la crisis financiera que, comoen el caso español o griego, deben enfrentarla los pueblos. Para ello, las recetas que proponen

quienes las generaron (empresarios sobre todo) son siempre parecidas: ajustes en la jubilación, los

sueldos, la educación y la salud.

Pero el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, se destaca en la foto de los líderes

internacionales por ser un hombre creativo, repleto de iniciativas en las que embarca a toda su

nación. Aunque en ellas ahora se vayan parte de su patrimonio arquitectónico, natural y cultural.

Venecia, Sicilia, Milán y Roma son sólo algunas de las ciudades sobre la que recaerá la ley

votada en el mes pasado, denominada "Federalismo de las posesiones públicas (en italiano, "

federalismo demaniale").

Está nueva norma, de inminente aplicación, le devuelve la potestad sobre ríos, lagos,

castillos y palacios medievales, montañas, manantiales, islas y museos, a las comunas locales sobre

las que se asientan para que estas las privaticen.

La plata que estos municipios recolectarán irá a una especie de fondo común destinado a pagar

la deuda pública italiana, generada por algunos pocos y afrontada por todos los italianos y –en

este caso particular- por la población mundial.

La ferocidad de la iniciativa es tal que no contempló las cimas de los famosos Dolomitas,

declaradas Patrimonio de la Humanidad hace un año. En total, el gobierno italiano planea recolectar

3.000 millones de euros con la venta de 9000 inmuebles.

"Es evidente que detrás de esta alienación de bienes se esconde la más grande especulación

edilicia e inmobiliaria de la historia de la República", disparó Angelo Bonelli, presidente del

Partido Verde.

"Estamos frente a un vaciamiento del Estado sólo para hacer caja", denunció Salvatore Settis,

arqueólogo y director de la Escuela Normal Superior de Pisa. Y alertó: "Renunciar a la idea de bien

público es renunciar a nuestra historia y a nuestro futuro".