Pero el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, se destaca en la foto de los líderesinternacionales por ser un hombre creativo, repleto de iniciativas en las que embarca a toda sunación. Aunque en ellas ahora se vayan parte de su patrimonio arquitectónico, natural y cultural. Venecia, Sicilia, Milán y Roma son sólo algunas de las ciudades sobre la que recaerá la leyvotada en el mes pasado, denominada "Federalismo de las posesiones públicas (en italiano, "federalismo demaniale"). Está nueva norma, de inminente aplicación, le devuelve la potestad sobre ríos, lagos,castillos y palacios medievales, montañas, manantiales, islas y museos, a las comunas locales sobrelas que se asientan para que estas las privaticen. La plata que estos municipios recolectarán irá a una especie de fondo común destinado a pagarla deuda pública italiana, generada por algunos pocos y afrontada por todos los italianos y –eneste caso particular- por la población mundial. La ferocidad de la iniciativa es tal que no contempló las cimas de los famosos Dolomitas,declaradas Patrimonio de la Humanidad hace un año. En total, el gobierno italiano planea recolectar3.000 millones de euros con la venta de 9000 inmuebles. "Es evidente que detrás de esta alienación de bienes se esconde la más grande especulación edilicia e inmobiliaria de la historia de la República", disparó Angelo Bonelli, presidente delPartido Verde. "Estamos frente a un vaciamiento del Estado sólo para hacer caja", denunció Salvatore Settis, arqueólogo y director de la Escuela Normal Superior de Pisa. Y alertó: "Renunciar a la idea de bienpúblico es renunciar a nuestra historia y a nuestro futuro".