Después de debatir durante horas en una oficina de la Bodega del 900, el medio centenar de asistentes entendió que debe convertirse en una falta dejar a un menor en una fiesta sin tener la certeza de que está invitado o que podrá ingresar. La iniciativa intenta reparar la acción de muchos padres que cada fin de semana “depositan” a sus hijos en la puerta de los salones. Cuando los jóvenes sin invitación intentan colarse y se les impide el ingreso, en muchas ocasiones, generan destrozos. Pero lo que más se escuchó después de las 18 no fueron los reclamos de los dueños de salones por los actos de los chicos, sino su preocupación por la falta de compromiso de los padres. Todos coincidieron en que la problemática es social y, por lo tanto, involucra a vastos sectores y en que muchos de esos chicos que hoy causan disturbios han sido excluidos de clubes y otras instituciones que antes les ofrecían un espacio e inculcaban valores. Conociendo de cerca la realidad con la que tienen que lidiar cada fin de semana, guardias de seguridad y “saloneros” se quejaron al unísono de la falta de un marco regulatorio y del escaso control estatal. Por eso ayer decidieron avanzar en modificaciones en la aplicación de la Ley de Diversión nocturna y en el Código de Faltas. “Voy a proponer que la competencia de los juzgados de Paz en los departamentos se extienda sobre las faltas”, explicó el diputado Claudio Díaz (FPV), quien integra la Bicamercal de Seguridad. El legislador agregó: “Vamos a hacer en conjunto una ley que presentaré yo para aplicar multas a los responsables de los menores. La idea es que el sólo hecho de ir a dejar a un menor a un evento a donde no ha sido invitado y no tener la certeza de que va a ingresar al lugar, se constituya en una falta”. Díaz se mostró optimista al señalar: “Una vez que la Justicia de Faltas empiece a intervenir y a ponerles algunos límites a los padres, van a empezar a reaccionar aunque sea a través de la represión mediante una multa o la reparación de los daños que puedan haber cometido los menores”. Como otro de los problemas es que los adolescentes llegan alcoholizados al salón, sobre todo en las fiestas de egresados, los empresarios avanzarán en la creación de cláusulas en los contratos de servicios para regular luego el ingreso. Díaz confía en que bastará con “modificar tres o cuatro artículos de cada ley y hacer un anexo antes de que se complique la problemática”. Por eso pondrán manos a la obra y los representantes de cada sector volverán a reunirse en 15 días para avanzar en el armado y redacción de las propuestas legislativas. “La idea después es empezar a perseguir el tema de las fiestas nómades”, adelantó el diputado oficialista.
No se respeta Aanomia. Si bien en 2011 la Ley de Diversión Nocturna fue modificada y sigue vigente poco se respeta en los boliches. La norma prevé la instalación de detectores de metales, alcoholímetros y circuitos de videovigilancia, y prohíbe la venta de alcohol después de las 4.30.
Patovicas aseguran que en muchas fiestas secuestran armas y droga Representantes del sector de la seguridad denunciaron ayer que en las requisas para entrar a los salones encuentran entre las pertenencias de los chicos armas, droga y alcohol. Piden que se profesionalice a quienes prestan ese servicio.
250 salones hay aproximadamente en todo Mendoza, según los cálculos de la asociación que nuclea a la mayoría de los empresarios del sector. Los dueños argumentan que no pueden seguir haciéndose cargo del comportamiento de los menores en sus locales y aseguran que hay pocos controles.