Ya son 300 las personas que optaron por este tour en el aire, desde donde se pueden apreciar los viñedos con una incomparable vista de la cordillera

La experiencia única de volar en el globo más grande del país

Por UNO

Como una pluma llevada por el viento. Como parte del viento. Como parte del aire. Así es volar en globo. Flotar en la más absoluta calma, en silencio. Son 50 minutos que se desean eternos. Ya hay 300 personas que desde el 1 de marzo han disfrutado de la experiencia inigualable de volar en globo aerostático y ver Mendoza desde arriba y se espera que desde esta primavera la demanda para disfrutar de la excursión aérea sea muchísima más.

Con lugar de despegue en Los Barriales, exactamente en el aeródromo ubicado en ruta 60 y calle Míguez, frente al Monumento al Agua y al Trabajo, el globo más grande del país recorre unos 15 kilómetros sobre viñedos, permitiendo una inmejorable vista de toda la región, incluida la cordillera.Este globo que está surcando el cielo por estos días es el más grande del país, con 6.000 metros cúbicos de aire y un canasto capaz de llevar hasta 12 personas y elevar 2.000 kilos. Pertenece a Mendoza Balloons, una fusión de Aerotec Argentina y Pampa Balloons. Los pilotos son Javier Barozza y Mario Cardama.

Por las tardes el viento predominante viene del norte, por lo que el globo despega en Los Barriales y aterriza en Rivadavia, casi siempre en el distrito Los Árboles y cerca del lecho del río Tunuyán.Por las mañanas el viento sopla del sur, por lo que el globo viaja hacia San Martín y aterriza por Palmira, por el parque Agnesi o en algún punto de esa zona.

"Este lugar es el mejor del país para volar en globo", dijo Javier Barozza. Por topografía y condiciones meteorológicas estables y previsibles, Mendoza y especialmente el Este mendocino son ideales para esta apasionante práctica.

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Hasta los 600 metros es un espacio libre, por lo que estos vuelos requieren autorización. El globo de esta excursión va variando la altitud, para que los paseantes puedan disfrutar de diferentes vistas. Por momentos parece que casi se rozan las viñas y por otros se tiene una visión completa de la región. Cualquiera de estas alternativas es impresionante.

La velocidad del viaje depende exclusivamente de la velocidad del viento.

Barozza indicó que "quería hacer esto en la zona Este, porque me pareció una zona inmejorable y además era importante agregar un atractivo turístico. Además la Municipalidad de Junín y el Gobierno de la provincia ayudaron a que esto se pudiera realizar aquí".Los viajantesFederico Dalto es de La Plata. Ha venido a volar en globo con su hija Morena. Disfrutan el viaje, él más que su hija, ya que el silencio y la absoluta calma terminan por aburrirla un poco. "Fue maravilloso, único", dijo Federico, mientras seguía fotografiándose con su hija. "Fuimos a hacer rafting, a alguna bodega y ahora a esto. ¡Sin duda esta es la mejor experiencia de todas!", sostuvo.

Luis Osvaldo Martínez y Juan Alejandro Neiquel Sánchez son dos jóvenes chilenos. "Vinimos especialmente a Mendoza por esto. Habíamos visto una página en internet y no nos quisimos perder esta experiencia", afirmó Juan.

"Realmente es maravilloso", dijo Luis, el único pasajero que sintió algo de temor al comienzo del viaje pero que al ver que todo fluía con enorme calma se relajó y disfrutó como todos.

La excursión tiene una única tarifa de $3.500 (dinero argentino) por persona y este precio no incluye el traslado al lugar, que debe cotizarse por separado dependiendo de la cantidad de personas.

El relato sobre los primeros viajeros: una oveja, un gallo y un pato

Al final de la excursión en globo, el piloto Javier Barozza cuenta parte de una historia entre los turistas.Francia fue cuna de los globos aerostáticos. Los hermanos Jo-seph y Jacques Montgolfier fueron quienes comenzaron a analizar que el humo de las fogatas subía y que, por ende, debía ser más liviano.

Más adelante se darían cuenta de que no era el humo, sino el aire caliente lo que era más liviano.

En setiembre de 1782 hicieron un primer intento y el 4 de junio de 1783 realizaron una demostración pública con un globo aerostático de diez metros de diámetro, en un mercado francés.

Estaba construido con tela y papel. En setiembre de ese año hicieron una demostración ante 130.000 personas en Versalles, que fue presenciada por el rey Luis XVI y María Antonieta.

Esa vez los hermanos Montgolfier decidieron enviar a un gallo, una oveja y un pato como sus ocupantes. Querían probar si podían sobrevivir, ya que los hermanos no sabían si en las alturas se podía respirar igual que a nivel del suelo.

Luego decidieron probar con humanos y se les sugirió que utilizaran a algún reo. Sin embargo, Jean-Francois Pilâtre de Roziers y el marqués d'Arlandes no quisieron perderse la oportunidad. "Vivos o muertos, seremos los primeros aeronautas", dijeron. Así fue que volaron en París en 1783.

Pero el descenso del globo fue observado por un grupo de campesinos, que creyeron que se trataba de algún ser endemoniado, y estuvieron a punto de ajusticiar a Pilâtre de Roziers y el marqués d'Arlandes.

Fue entonces que los hermanos Montgolfier decidieron que los próximos vuelos debían llevar una botella de champán, para que los tripulantes pudieran dar prueba acabada de que eran humanos y franceses.

Ningún demonio podría llevar consigo una botella de champán. Así fue que el brindis con champán después de un vuelo en globo, es una tradición que se cumple a rajatabla.

Y así también es en Mendoza.

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