El director de Escuelas reivindica a uno de los personajes más ricos y controvertidos del pasado provincial

Félix Aldao, el gobernador que fue borrado de la historia mendocina

Por UNO

Faltan cuadros en el Salón de los Pasos Perdidos de la Legislatura. La ausencia más emblemática es la del fraile José Félix Aldao. Pero también faltan el de Juan de Dios Correas, de raíz unitaria y que dirigió los destinos de Mendoza entre julio de 1824 y noviembre de 1826, y el de su hermano, Justo Correas, que fue gobernador entre marzo de 1838 y mayo de 1841, con una breve interrupción de 9 días en noviembre del '40, cuando fue suplantado por Pedro Molina, y que devino en federal y fue hombre muy cercano al propio Aldao.Curiosamente las historias de estos tres gobernadores ignorados se ató a fines del Siglo XX cuando un descendiente de los hermanos Correas comenzó a investigar la vida del fraile díscolo y a bregar para que su cuadro estuviera colgado en la Legislatura. Jaime Correas, actual titular de la Dirección General de Escuelas, no sólo escribió mucho, sino que también impulsó en distintos momentos a Víctor Fayad, Julio Cobos y Francisco Pérez para que remediaran esa exclusión injusta del caudillo mendocino, exclusión que aún no ha sido rectificada y que ahora intentan hacerlo desde distintos sectores."Es sorprendente (...) el olvido que ha caído sobre la figura y significación del brigadier general y fraile dominico José Félix Aldao, si se tiene en cuenta su extraordinaria actividad y la sucesión notable de hechos en los que participó", escribió Correas en un capítulo de Historias de caudillos argentinos, compilado por Jorge Lafforgue, con prólogo de Tulio Halperin Donghi y publicado por Alfaguara en 1999.Leyendo a Correas, a otros autores que se han ocupado de Aldao como Jorge Calle, y revisando algunas cartas del fraile, puede suponerse que el motivo de que el fraile haya sido "borrado" de la historia mendocina no responde tanto al conflicto eterno entre unitarios y federales, sino a que la Iglesia jamás le perdonó haber tomado las armas ni, mucho menos haber tenido mujeres e hijos. El mismo Correas, que por un lado resalta la participación de Aldao en la gesta libertadora y hasta en las acciones que desplegó cuando fue gobernador, dice de Aldao: "Su hábito blanco chorreó, hasta la tumba final en la Iglesia Matriz de Mendoza, un torrente desprolijo de sangre y de semen", y también sostiene que "dio a la Patria muchos muertos, propios y ajenos, y al menos 12 hijos de cuatro mujeres que fueron conquistando sucesiva o simultáneamente su corazón, peleando por la primacía de sus viriles látigos hasta quedarse con ellos".El fraile, que parece no haberse perdonado él mismo haber vulnerado sus votos y que al momento de su muerte pidió ser enterrado con su hábito dominico colocado sobre el uniforme de general de la Nación, intentó varias veces que la Iglesia lo liberara de su compromiso.Incluso le escribió a Juan Manuel de Rosas para que intercediera por él ante el Vaticano. En 1938, desde la frontera, le dice al Restaurador: "Quiero decir que no sólo está en la posibilidad, sino también en las facultades de la Silla Apostólica, y que el único escollo que puede haber es la falta de un agente interesado en aquella Corte y el dinero bastante para mover todos los resortes que sean precisos; por lo tanto, ruego a Vd. con el mayor encarecimiento que, si es posible, me franquee este recurso, en la inteligencia que estoy resuelto a vivir antes en la mendicidad, sacrificando lo poco que poseo, que continuar por más tiempo en una vida tan azarosa".En lenguaje actual, Aldao le dice a Rosas que con dinero suficiente el Vaticano hará lugar a su pedido.Borrar a Aldao tenía cierta lógica para la Iglesia. De los al menos 12 hijos que tuvo, los dos primeros los concibió cuando aún era fraile. Además, en sus años de gobernador llegó a convivir con dos esposas en su casa.Correas, al mismo tiempo que remarca esto, también resalta sus cualidades de soldado, de caudillo y de gobernador, e insiste en el absurdo de que se lo haya borrado de la historia mendocina.

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