Con un paso adelante y otro para atrás, el debut de la agrupación Protectora marcha al ritmo del típico baile caribeño. En dos meses quedaron entrampados en polémicas públicas que limaron su capital electoral y la confianza de sus seguidores.

El mambo de Ramón y el PI sacude la política

Por UNO

Asólo 60 días de su flamante estreno en la arena política, el partido PI-Protectora, que rompiera los pronósticos electorales de octubre convirtiéndose en la tercera fuerza de Mendoza, con concejales, diputados, senadores y hasta una banca en el Congreso de la Nación, protagonizó las más inesperadas polémicas, quemando buena parte de su credibilidad como si esta nunca fuera facturada.

Tres hitos de primera plana, uno cada 20 días en promedio, pusieron de cabeza la imagen del partido ante los electores, quienes apoyaron a una agrupación que se ofreció como una alternativa independiente al poder gobernante y una opción para ocuparse de los problemas reales de la gente, valiéndose de la lustrosa chapa que los abogados José Luis Ramón y Mario Vadillo consiguieron con su ONG Protectora, defensora de los usuarios de servicios públicos.

Pero cuando se destila veganismo a diestra y siniestra, queda muy mal ser sorprendido hincándole el diente a una punta de espalda, un costillar o una buena molleja.

El valor de la palabra y el compromiso fueron las banderas del ahora diputado nacional José Luis Ramón y sus muchachos. Y es ahí donde primero han tropezado, tentados a dejar atrás lo que habían prometido para volver después a esos principios pagando, eso sí, por la vueltita, un alto costo público y político.

Touch and go

No llevaban ni una semana activos en la Legislatura y el Congreso cuando uno de sus conspicuos integrantes, el pastor evangélico y ahora senador provincial Héctor Bonarrico, planteó la primera disputa interna. El legislador-pastor se desencontró con el líder, José Luis Ramón, y, todo indica, terminaron peleados.

Tanto, que Bonarrico dijo públicamente, sin ponerse colorado, que se sentía más cerca del gobernador Alfredo Cornejo, cuyo gobierno hace rato lo cuenta como un aliado en el Senado.

Después de este primer remezón, vino el terremoto, el "Ramonazo", con el debate de la legalización del aborto.

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El propio líder del PI-Protectora, el dueño de la Ramoneta, el hombre de la frazada a cuestas, nuestro José Luis Ramón, salió un día con generoso espacio en Clarín, cuando el país contaba, en la previa, los votos a favor y en contra, dando el batacazo y adelantando que apoyaría la legalización de la interrupción del embarazo.

Pero 48 horas después se desdijo con la misma intensidad, en un video cuidadosamente producido, anunciando que votaría en contra, como lo había prometido en la campaña electoral.

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Ramón hizo fama en un día, ganó espacios mediáticos y en las redes sociales. Todo el país supo quién era y de dónde venía.

Se hizo muy conocido, pero ello le significó un alto costo político, imposible de medir con precisión. Su marcha atrás fue el debate en la calle, con posiciones divididas.

Y van...

El último hit fue el apoyo que los legisladores de PI-Protectora comprometieron a la ampliación de la Suprema Corte de Justicia que impulsa el Gobierno de Mendoza, y del que se retractaron a último minuto, dejando al radicalismo y sus aliados colgados, con una sesión en la Legislatura armada de antemano por el oficialismo para después del pitazo final de Argentina-Nigeria.

Antes de ese final, para sorpresa de todos y comidilla en los ámbitos de la dirigencia, el PI-Protectora había anunciado públicamente que daría el quórum a los hombres de Cornejo para que se debatiera la sanción definitiva del proyecto que ampliaría la Corte provincial de 7 a 9 en la cantidad de miembros.

La novedad derivó en un escándalo, y la retractación posterior del PI- Protectora, en otro más grande.

Desataron así, sin remedio, la furia del Gobierno provincial, desde donde revelaron que los referentes del PI-Protectora, a los que calificaron de "cachivaches", "cocoliches", de ser "un rejunte", no honraron un acuerdo pactado cara a cara.

En el Barrio Cívico, hombres del Poder Ejecutivo aseguraron que mantuvieron reuniones con el diputado provincial Mario Vadillo, en las que también participó el presidente de la Cámara de Diputados, Héctor Parés.

Señalan que Vadillo, como referente del PI-Protectora, comprometió el apoyo del partido para dar el quórum y se mostró entusiasta con el proyecto, a pesar de haberlo denostado públicamente. Y como los otros no son de palo, el Gobierno también denunció una movida de la oposición del PJ para frustrar la ampliación de la Corte, orquestada dicen, desde la mismísima Suprema Corte de Justicia por uno de sus miembros peronistas.

El diputado radical Parés acusó en una radio local al supremo Mario Adaro, ex ministro de Gobierno de Celso Jaque, de haberle encomendado a su amigo de militancia política Mauricio Guzmán (ex funcionario del PJ y asesor del líder del PI, José Luis Ramón) la misión de revertir el apoyo al Gobierno con el quórum.

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Según el legislador, Adaro y Guzmán lo lograron con todo éxito, convenciendo a los chicos del PI-Protectora de negarle el quórum y frenar el proyecto de ampliación.

La aparición de Adaro en escena, haciendo política desde la Corte de Justicia local, disparó un breve escandalete, cuya participación el supremo negó rotundamente, declinando dar la réplica al Gobierno, ante la consulta de Diario UNO.

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Desde el equipo de Ramón, por su parte, calificaron al gobernador de "autoritario" y "de ser un hombre nefasto que quiso tomar por asalto la Corte provincial".

Ante la polémica postura del quórum, se declararon engañados, afirmaron que el Gobierno les tendió una trampa cuando dialogaron con ellos sobre el tema, que quisieron usarlos para luego valerse de la ausencia ocasional de dos diputados peronistas, que le permitiría al oficialismo tener los votos necesarios para aprobar la ampliación que el PI-Protectora, dice ahora, pensaba votar en contra.

Ver para creer

El giro de los votos ofrecidos y luego retirados para el proyecto de la Corte terminó en otro trompo del partido en su corto recorrido. No fue ni más ni menos que estrellarse de frente con su propia propuesta electoral.

Al fin y al cabo, si los votantes de la novata agrupación hubieran estado de acuerdo con las iniciativas y la gestión del Gobierno provincial, habrían votado en octubre a los candidatos del Cambia Mendoza, capitaneados por Alfredo Cornejo.

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La postura de los muchachos del PI-Protectora de acompañar el quórum iba a contramano de la propuesta electoral que ofrecieron. Le abrían la puerta al Poder Ejecutivo para aumentar sobradamente su presencia política en la Corte.

La intentona hizo crujir a la agrupación. El senador provincial del PI-Protectora Marcelo Romano salió a advertirles a sus propios compañeros diputados de que iban a tener que hacerse cargo si daban el quórum.

Rápido de reflejos y con sus ideas muy claras, Romano, legislador sancarlino, primo y enemigo de Cornejo, no se subió nunca a esta aventura legislativa.

Claro está, todo les explotó en las manos, quedando expuestos y desnudos en el escenario mediático.

Mucho se ha especulado y tejido en las últimas horas sobre las marchas y contramarchas de Ramón y sus espadachines. Pero nadie, si a esta altura vale la pena el vaso medio lleno, los acusa de coimeros o de querer cambiar su postura por plata, cargos o algún otro beneficio.

Los que los conocen y han tratado, hablan de inexperiencia, impericia, de una tara severa para entender la política, de guerra interna de egos entre Ramón y Vadillo.

Citando al recordadísimo Chavo del 8, sólo se puede presumir que todo lo que les ha pasado "fue sin querer queriendo".

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Patina. Ramón, a los volantazos en un terreno desconocido para él. Foto: Luis Amieva / Diario UNO. 
Patina. Ramón, a los volantazos en un terreno desconocido para él. Foto: Luis Amieva / Diario UNO. 
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El equipo. Marcelo Romano, José Luis Ramón y Mario Vadillo (los tres al centro) junto al resto de los miembros del PI-Protectora el día que consiguieron erigirse en la tercera fuerza política de Mendoza. Foto: Fernando Martínez / Diario UNO. 
El equipo. Marcelo Romano, José Luis Ramón y Mario Vadillo (los tres al centro) junto al resto de los miembros del PI-Protectora el día que consiguieron erigirse en la tercera fuerza política de Mendoza. Foto: Fernando Martínez / Diario UNO.