que periódicamente se vierten desechos contaminantes en ríos y canales sin que sean percibidos pormétodos utilizados por los organismos oficiales. El trabajo de investigación liderado por el doctor Alfredo Castro Vázquez se basó en laprimera fase en el estudio de una especie de caracoles que actuaron como bioindicadores decontaminación. A diferencia de los métodos de detección usados por Obras Sanitarias y elDepartamento General de Irrigación (organismo con poder de policía sobre el agua), que miden elnivel de contaminación en un momento específico, los caracoles acumulan en su organismo los metalesingeridos junto con el agua generando una especie de memoria capaz de almacenar en el tiempo, porejemplo el mercurio. "Los valores de mercurio en sangre detectados no son alarmantes pero sí nos indican la necesidad de legislar, porque nos están diciendo que algo de mercurio está entrando a la red deagua potable", aseguró Castro Vázquez. Al mismo tiempo recordó que no hay un nivel normal de este metal en la sangre, puesto que "lonormal debería ser 0% de mercurio. Pero como estamos expuesto a la contaminación se habla devalores tolerables". En una muestra de 15 consumidores habituales de agua en la Facultad de Medicina "sedetectaron valores cercanos hacia arriba y hacia abajo del límite tolerable de mercurio en seispersonas", esgrimió con preocupación el científico. Uno de los motivos de la inquietud es claro: lerestó posibilidades a la contaminación natural del agua producto de "alguna veta de mercurio de lamontaña arrastrada por el agua", mientras centró la explicación de la existencia del peligrosometal como efecto de la acción intencionada de productores de desechos tóxicos que usan los caucespara sacárselos de encima. Los investigadores involucrados en el estudio que reveló en exclusiva Diario UNO el viernesno quieren entrar en discusiones políticas, aunque esperan que desde el Gobierno y la Legislaturase activen iniciativas para atacar el flagelo. Una de las líneas propuestas, que fue difundida ayerpor este diario, apunta a producir un diagnóstico preciso de la situación general realizando unestudio similar al de la UNCuyo pero sobre una muestra de consumidores mucho más amplia. La otra recomendación es que se legisle para controlar mejor a los responsables de lacontaminación de los cauces, bajo la sospecha de que el río Mendoza y sus derivados son receptoresde metales nocivos antes de proveer a las plantas potabilizadoras que surten a la población delGran Mendoza. Los autores del trabajo descreen de que Keghart, la empresa sindicada por el gobiernocomo autora del vertido que en abril contaminó la provisión de las potabilizadoras Alto Godoy yBenegas, ambas ubicadas en el parque General San Martín, sea la única culpable de desmejorar lacalidad del agua que terminan consumiendo los pobladores de la ciudad y los alrededores. La causapenal contra Keghart fue archivada por la Justicia por falta de pruebas, pero la planta fue cerradapor Ambiente. Aunque no arriesgaron nombres de los posibles culpables, los autores del estudio de Medicinaapuntaron a varios responsables basados en el análisis de los resultados de la investigación quedesarrollaron durante los últimos cinco años. Cuando empezaron el trabajo ni se imaginaban que undía de abril de 2010 la contaminación del agua con mercurio iba a sembrar pánico en la población almismo tiempo que generaba una crisis política en el gabinete del Gobierno.