“Sería bueno comenzar a discutir que haya horario corrido por cuestiones de seguridad, siempre y cuando se tengan en cuenta los derechos adquiridos de los trabajadores que ya tienen su vida organizada de acuerdo con el horario partido”, opinó Guillermo Pereyra, secretario general del Centro de Empleados de Comercio, gremio que agrupa a la mayoría de los empleados de los negocios del centro, los supermercados y otras grandes superficies de venta. Según el dirigente, “tratar de regular el horario es algo bueno, porque adelantar el cierre para cuando todavía hay luz solar es algo beneficioso. Pero no hay que olvidar que estas modificaciones influyen en la vida personal de los trabajadores. Muchos tienen todo organizado para dejar a los chicos en la escuela, ir a trabajar y a las 12.30 salir para ir a buscarlos. Con el horario corrido, esa situación cambiaría drásticamente”. Pereyra advirtió, además, de que muchos negocios, en especial los pequeños, no cuentan con espacio suficiente como para que los empleados puedan tomar un descanso y merendar, que eso “sería una complicación”, y que Mendoza intentó en una oportunidad avanzar en un cambio de horario, pero que “cuestiones culturales” vinculadas con la “sagrada siesta” lo impidieron.
Visto bueno Desde el sector empresario coincidieron en que un cambio en el esquema de atención al público sería beneficioso, aunque sostuvieron argumentos distintos y cuestionaron la efectividad de la medida para combatir los crecientes hechos de inseguridad. En tanto, en la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM) creen que ayudaría a reactivar el comercio y la Federación Económica de Mendoza supone que el cierre anticipado ofrecería más posibilidades a las familias de desarrollar otras actividades, al tener más tiempo libre, aunque ataron la modificación sólo a la estación invernal. “Algunas veces hemos conversado en la Comisión de Comercio sobre cómo salir del horario cortado que no favorece en nada al turismo y sí a los shoppings y grandes superficies, pero siempre nos encontramos con los mismos problemas: el calor del verano y la costumbre de dormir la siesta”, señaló Daniel Ariosto, presidente de la UCIM. El empresario hotelero añadió: “Sería interesante empezar a analizar el tema porque necesitamos reactivar el comercio”, al tiempo que consideró que sería un “remedio escaso” y que “la situación con la seguridad es vergonzosa. ¿Cuánta gente más tiene que morir para que las autoridades se den cuenta de que tienen que hacer algo?”. Por su parte, Adolfo Trípodi, titular de la FEM, opinó: “Es una idea extraordinaria si se implementara para el invierno, porque en el verano es difícil atraer a la gente al centro”. En cuanto al beneficio del horario corrido, Trípodi explicó: “Si la gente se habitúa a esto, quedaría tiempo libre para realizar otras actividades” y descartó que pueda incidir en cuestiones de seguridad: “La inseguridad no existe en el centro. Existe en los barrios y en las zonas periféricas. Nosotros no hemos tenido noticias de que haya episodios de inseguridad en el radio céntrico. Es un lugar seguro para comprar”, dijo.
Oposición En tanto, Alberto Minzer, presidente de la Cecitys, se manifestó en contra de que los negocios del centro abandonen la práctica del horario partido para migrar a una de tipo corrido. “No sirve. La gente está acostumbrada a dormir la siesta”, señaló el referente de los comercios de Ciudad.
Cuáles son los motivos para resistir Habría cierto espíritu entre algunos sectores vinculados con el comercio de intentar que los negocios del centro atiendan en horario corrido, en lugar de las habituales cuatro horas por la mañana y cuatro horas por la tarde, en especial porque muchos hechos de inseguridad se producen en las últimas horas de la tarde, y más en la temporada invernal en que la luz del sol disminuye más temprano. Sin embargo, la idea es resistida por los integrantes de la Cámara Empresaria de Comercio, Industria, Turismo y Servicios (Cecitys). Su titular, Alberto Minzer, dijo tajante: “No sirve. La gente está acostumbrada a dormir la siesta”. Como ejemplo, citó las experiencias llevadas adelante en las fiestas de fin de año de 2013 y 2014, cuando se acordó que los comercios atendieran de corrido los días previos al 24 y 25 de diciembre. “El año pasado asaltaron a una casa de pulóveres y el anteaño pasado, a una boutique. En el horario de la siesta estamos más desprotegidos. Nunca hay policía en el centro, menos en las horas de la siesta”, dijo el dirigente. Minzer dijo, además, que en las horas posteriores al almuerzo, “en verano hace un calor que no podés salir de tu casa y en el invierno está desolado”, al tiempo que desconfió que pueda ser una medida útil para mejorar la seguridad de los empleados. “No hay reclamo de los empleados porque todos los negocios cierran al mismo horario y salen todos juntos. Las paradas de colectivo están llenas y se les hace (a los delincuentes) más difícil asaltarlos”, cerró.
Se propuso modificar los horarios de ingreso para regular el tránsitoA finales de 2011, el Concejo Deliberante de Capital aprobó una ordenanza que buscaba controlar el ingreso de autos a la ciudad de lunes a viernes, restringiendo la entrada por el último número de las patentes o por la cantidad de pasajeros por vehículo. La normativa no se aplicó nunca. Sin embargo, desató un gran debate a mediados de febrero del año siguiente, cuando se barajó la chance de modificar los horarios de ingreso de la administración pública, los bancos, las escuelas y los comercios como una forma de regular el tránsito en la ciudad, en especial en los horarios pico. La idea tampoco prosperó por la fuerte resistencia de los gremios estatales y de las entidades vinculadas al comercio.