Desde 1953 los meteorólogos de Estados Unidos optaron por llamar con apelativos femeninos a las tormentas y huracanes que azotan el país. ¿A qué se debe esta costumbre? ¿Han habido cambios desde entonces?
Desde 1953 los meteorólogos de Estados Unidos optaron por llamar con apelativos femeninos a las tormentas y huracanes que azotan el país. ¿A qué se debe esta costumbre? ¿Han habido cambios desde entonces?
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Patricia, Helene o Flora son algunos de los nombres con los que se ha llamado a los huracanes en Estados Unidos. Esto responde a una tradición marítima que se traspasó a los fenómenos naturales.
Una meteoróloga feminista llamada Rocxy dio la pelea en torno a dejar de usar nombres femeninos para nombrar las tormentas. Desde la década del 50`abrió el debate en torno a la cuestión. Y consiguió apoyo. A principio de la década de los 70, las feministas en Florida empezaron a protestar por usar apelativos femeninos para este tipo de fenómenos relacionados con la tempestad.
En diálogo con The New York Times, Rocky expresó la siguiente frase icónica: "Las mujeres se resienten profundamente al estar asociadas arbitrariamente al desastre”.
A partir de 1978, se empezaron a alternar nombres femeninos con masculinos. Recientemente, se ha comenzado a usar nombres de varones.
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Según los expertos, nombrar fenómenos naturales ayuda a personalizarlos y humanizarlos, lo que repercute en la conciencia pública y ayuda a tratar su gravedad y el impacto potencial. Es por eso que sirve nombrarlos con nombres de personas.
En la actualidad los nombres de los huracanes los decide un comité de la World Meteorological Organization, de acuerdo a una lista alfabética. Por lo que se deja entrever que la costumbre que encabezaron los marineros en el pasado está dejando de ser la norma. Luego de varias décadas, las tormentas comienzan a llamarse con nombres femeninos o masculinos, sin estar asociadas de manera determinada hacia las mujeres.