Una noche de terror sacudió la costa de California cuando las primeras lenguas de fuego asomaron sobre las colinas de Malibú Canyon, en un episodio que recordó a los habitantes locales por qué viven en constante preparación para los incendios.

Mientras los residentes dormían, el fuego comenzó su avance implacable sobre la vegetación seca, transformando diez acres iniciales en un monstruo voraz que devoró más de 1800 acres en su camino hacia zonas pobladas.

Una carrera contra el tiempo en California

Agentes de múltiples jurisdicciones desplegaron un operativo masivo que incluyó equipos terrestres y aéreos de los condados de Los Ángeles, Orange y Ventura, en una batalla sin cuartel contra las llamas.

Los helicópteros realizaron maniobras precisas sobre los lagos de la Universidad Pepperdine para recargar agua, mientras las autoridades emitieron órdenes de evacuación que afectaron a 6.000 personas y más de 2.000 estructuras.

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Las zonas bajo advertencia de evacuación se extendieron hasta alcanzar a 12.500 residentes y 6.000 edificaciones adicionales, en un área que va desde Mulholland Highway hasta la costa.

La universidad resiste

La Universidad Pepperdine activó su protocolo de refugio, concentrando a estudiantes y personal en el Centro Tyler Campus y la Biblioteca Payson, mientras las llamas lamían los bordes del campus universitario.

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Los efectos del desastre natural se manifestaron en:

  • Cortes de energía que afectaron las instalaciones educativas
  • Cancelación de clases y exámenes finales programados
  • Cierre de la Autopista Pacific Coast entre Carbon Canyon y Corral Canyon
  • Establecimiento de refugios temporales para personas y animales grandes

Un comerciante local llamado Dustin expresó el sentimiento de los habitantes con palabras reveladoras: "No es nuestra primera vez en Malibú, es como un estilo de vida".