Existe un bosque de arces en México que es un verdadero tesoro natural. Escondido entre las montañas de Talpa de Allende, este lugar parece una postal de otro país, pero se encuentra en nuestro territorio y muy cerca de Guadalajara.
Este paisaje no parece mexicano, pero está en el corazón de Jalisco.
Pocos imaginan que aquí crece el Acer binzayedii, una especie de arce única en el mundo. Este árbol es una joya biológica con millones de años de antigüedad y, lamentablemente, hoy está catalogado en peligro crítico de extinción.
¿Cómo llego a este bosque paradisíaco?
El Parque Estatal Bosque de Arce se ubica a unos 190 kilómetros de Guadalajara. El viaje desde el Pueblo Mágico de Talpa de Allende toma aproximadamente una hora, aunque hay que tener en cuenta que el camino se puede complicar con las lluvias, así que es mejor planificarlo con cuidado.
Esta área natural protegida desde 2016 abarca 150 hectáreas. Un increíble ecosistema de montaña donde conviven arces, pinos, oyameles y helechos gigantes. Definitivamente, un paisaje que impacta a cualquiera que lo visite en Jalisco.
Para los que aman caminar, hay varias rutas disponibles. Una de ellas, de 11.4 kilómetros de ida y vuelta, ofrece una dificultad moderada con algunos desniveles, ideal para los más aventureros que exploran este bosque. Es fundamental llevar ropa y calzado cómodos, además de varias capas para adaptarse a los cambios de clima que puedan surgir en la montaña.
Dentro del parque no se permite hacer picnics ni fogatas y tampoco se puede dejar basura. La idea es interactuar lo menos posible con la flora y la fauna para no alterar el frágil equilibrio de este increíble ecosistema de México.
La historia detrás de los árboles de maple
Resulta increíble pensar que un bosque de maple exista en México. Su origen se remonta a la última glaciación, hace unos 23 millones de años. Las bajas temperaturas de aquella época permitieron que especies del norte del continente encontraran un refugio en esta zona de Jalisco.
Unas biólogas, Laura González Guzmán y Alejandra Blanco Macías, junto con Fernando Aragón Cruz, lo descubrieron en 1998. Ellos fueron quienes confirmaron que se trataba de una especie completamente nueva para la ciencia.
Cualquier momento del año es bueno para visitar este lugar, pero el otoño tiene una magia especial. Las hojas de los arces cambian de color y pintan la montaña con tonos rojizos, naranjas y dorados. Un espectáculo visual impresionante muy cerca de Guadalajara.