Para Aconcagua, que a fines del 2024 había iniciado la generación de energía en dos parques solares, es una decisión como "proactiva y preventiva" en base a dos necesidades: "optimizar" su estructura de capital, además de "extender el perfil de los vencimientos" de deuda.
Más allá de ese doble propósito, se menciona el interés por "preservar el valor del negocio" para evitar así "escenarios más disruptivos".
Aconcagua Energia-22.JPG
Diego Trabucco y Javier Basso, presidente y CFO respectivamente de Aconcagua Energía
Por lo pronto, y como primera consecuencia de la crisis financiera que desembocó en el default, el mercado bursátil ya tomó medidas.
Concretamente, BYMA (Bolsas y Mercados Argentinos) suspendió "transitoriamente" las Obligaciones Negociables que ya habían sido emitidas y a la espera de nuevos inversores.
Pero la decisión se logró neutralizar parcialmente un día después. Es que el miércoles 18 BYMA reestableció la negociación de las ON de Aconcagua con "advertencias especiales" cuyo contenido no trascendió.
Cómo cayó Aconcagua Energía en default
Con activos diversos en varios yacimientos e incluso una apuesta fuerte a la Vaca Muerta mendocina, en Malargüe, el futuro próximo de Aconcagua Energía es desafiante.
De acuerdo a un escrito firmado por su apoderado y CFO (Chief Financial Oficcer) o gerente financiero, Javier Basso, la petrolera apuesta a completar la reestructuración de su deuda a partir de julio próximo.
Un objetivo que, no obstante, "está sujeto al avance de la negociación con acreedores" y a cerrar alternativas de "fortalecimiento patrimonial".
Lo cierto es que para Aconcagua Energía todo se precipitó rápido, a partir de la baja nota que le impuso la calificadora de riesgo crediticio Fitch.
Fue el pasado 11 de junio, cuando Fitch rebajó la calificación internacional de la firma a "CCC-", en base a 3 argumentos fundamentales: la "limitada posición de liquidez" de la compañía, además de "la falta de acceso a fuentes de financiamiento" y el aumento del "riesgo de refinanciación a corto plazo".
Para revertir ese cuadro, la cúpula de Aconcagua ya contrató a 2 firmas multinacionales expertas en reestructuración de deuda.
Una de ellas es VALO Columbus como asesor financiero, y al estudio jurídico-contable Tavarone/Rovelli/Salim/Miani, especialista en darle marco legal al potencial acuerdo con los acreedores.
Para eso, el primer objetivo es lograr un "stand-still" o acuerdo de espera, para lograr "estabilidad temporal" mientras duren las negociaciones.