Este tema es sobre todo conceptual, así que empecemos por tratar de definir. La hipersexualidad suele ser definida como un problema en la esfera de lo psíquico, que en un principio seguramente hará sufrir a otros y que finalmente le causará sufrimiento a la persona. ¿Y la promiscuidad? La mejor definición se la escuché a Pedro Cahn hace años: “Promiscuo es el que tiene más relaciones sexuales que yo”.
Tratar de definir la promiscuidad en términos de una sola variable (la cantidad de parejas sexuales) es insuficiente. Me parece que la otra variable a incluir debe ser el tiempo. Esto significa entonces, que si una persona ha tenido 5 parejas sexuales en tres años, no es lo mismo que si las ha tenido en tres días. En el segundo caso, y con precaución, a lo mejor hablo de promiscuidad.
Pero en lo personal pienso que la promiscuidad se define mejor desde lo social. Hay promiscuidad cuando una familia de 6 personas de diferentes edades no tienen más opción que compartir el mismo dormitorio. Es un problema social, económico, pero no sexual y mucho menos sexológico.
Espero haber aclarado un poquito la diferencia entre estos términos y conceptos, o, en el peor de los casos, haber contribuido a la confusión, que es una buena manera de comenzar a pensar. Gracias por la pregunta.
¿Por qué creés que se da (si es que te parece que se da) esto de que la ninfómana quede como una trola si tiene sexo con muchos hombres, y en cambio en el hombre no parezca nada muy raro y hasta parezca un “ganador”?
Nora
Estimada Nora: Hagamos una diferencia, ya que las “ninfómanas” son pocas (por lo menos de acuerdo con las estadísticas) y es algo sumamente difícil de definir con claridad. Conforme a la mitología popular, es una mujer insaciable que piensa solamente en tener relaciones sexuales indiscriminadas, permanentemente. Encontrarse con una persona que cumpla con estas características y que no padezca al mismo tiempo una enfermedad mental es rarísimo. Para ser más claro, esta manifestación puede ser un síntoma de una enfermedad, pero raramente una forma de ser. Si la enfermedad mental mejora, la llamada ninfomanía desaparece.
Pensemos entonces en algo más común o cotidiano a cualquier mujer o cualquier hombre, ¿por qué no?, la llamada satiriasis. Siempre se hace la diferencia, como usted dice en la manera en que se califica a la mujer o al varón. Los hechos pueden ser los mismos, pero las interpretaciones claramente diferentes. Por supuesto, esta diferencia hace que la conducta de una mujer que tiene varias parejas sexuales la haga considerar como una prostituta y el varón como un macho: para que desde acá quede claro, la diferencia es cultural. Es producto de una cultura que tiene un discurso oficial sobre el sexo y otro discurso subterráneo. El oficial es el que nos está permitido a todos, el mandato incorporado que si es seguido nos hace aceptables para la sociedad. Este sexo es heterosexual, matrimonial, monogámico y reproductivo. Como es el mandato patriarcal y machista, justamente los varones son los que pueden transgredirlo en cualquiera de sus aspectos o en todos. A veces el poder, el dinero o la “fama” (modesto concepto vernáculo de los que aparecen en la tele ventilando intimidades) pareciera que permiten hacer la vista gorda. Si tal vedette reconoce que tuvo sexo por dinero (mucho) es casi aplaudida. En cambio si María de acá a la vuelta lo hizo porque tenía hambre es una “mala mujer”.
Si Juana, la otra vecina, tuvo tres novios en tres años (y no al mismo tiempo) es una atorranta. Si es una princesa europea de un pequeño país paraíso financiero y timbero (no quiero problemas con la realeza) es fashion. Entonces hay diferencia cuando la misma conducta es observada en una mujer o en un varón. Estos son los estereotipos de género que están arraigados en el pensamiento colectivo y que la gente no cuestiona porque piensa que alguien con autoridad los instituyó por alguna razón fundada. Lo bueno es que ya llevamos varios cuestionados y podemos seguir. Debemos seguir. Gracias por la pregunta.
José Luis Rodríguez Médico, psicoterapeuta, especialista en sexología clínica. Docente en la Facultad de Medicina de la UNCuyo y en la Facultad de Medicina de la UDA.
Consultorio Sexológico de Diario UNO[email protected]
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