Universidad de Michigan, Estados Unidos, liderados por Brent Scott. El equipo se propuso estudiar auna serie de colectiveros porque ellos tienen que poner "buena cara" debido a la alta exposiciónque tiene su trabajo. Después de dos semanas, Scott y su equipo notaron que cuando los colectiveros fingían susonrisa más cordial su estado de ánimo se deterioraba y no lograban hacer bien su trabajo. A estegesto se lo llamó "acción superficial". Es decir que el mero hecho de activar los músculos facialespara esbozar una sonrisa no bastan para tener un buen día, y sólo sirve para esconder lossentimientos. Como un gran "acá no pasa nada" gestual. Los científicos observaron que cuando los colectiveros buscaban cultivar "pensamientospositivos", les surgían verdaderas sonrisas, señaladas como una "acción profunda" y por lo tantorealmente beneficiosa. La sentencia que arroja el estudio, que fue publicado por el Academy of Management Journal yreproducido por el New York Times, es que una sonrisa falsa es un intento vano por esconder la infelicidad ysólo profundiza el malestar emocional.