Si las elecciones generales previstas para el 23 de octubre fueran hoy, Cristina de Kirchner
ganaría con cierta amplitud, sostienen hasta los encuestadores consultados por la oposición, por lo
que el desafío del abanico antikirchnerista en el tramo que resta a los comicios consiste en forzar
un balotaje y la pelea entre sus miembros es por ver quién llega a esa instancia.
"Si las elecciones fueran hoy, Cristina ganaría en primera vuelta. De cualquier manera,
faltan siete meses y el escenario puede cambiar, pero está bastante por encima del segundo lugar
que disputan Mauricio Macri y Ricardo Alfonsín, quienes están muy parejos", aseguró Fabián
Perechodnik, director de Poliarquía Consultores, en diálogo con Noticias Argentinas.
Esa consultora fue la única que predijo la victoria de Francisco de Narváez sobre Néstor
Kirchner en las elecciones legislativas de 2009, resultado que luego quedó consumado.
Un dato saliente de los números que proyecta Poliarquía es que la jefa de Estado podría ganar
en primera vuelta, escenario inédito en la historia del país para un proyecto político que ya tiene
dos períodos de gobierno y busca un tercero, pero también impensable antes de la muerte de
Kirchner.
Esa actualidad política tiene varias razones: el fortalecimiento de la imagen de la jefa de
Estado que produjo el fallecimiento de su esposo, que no se disipó cuatro meses después, y la
relativa influencia que por ahora tienen en las proyecciones dos problemáticas que el Gobierno no
puede resolver como la inseguridad y la inflación.
En realidad, lo que explica ese presunto comportamiento del electorado es que no encuentra en
el campo opositor una figura que pueda llegar a resolver esos problemas.
La estrategia opositora
Las principales figuras del arco antikirchnerista tienen los mismos guarismos que maneja
Poliarquía. Por eso la pulseada ya se planteó por ver quién está segundo en los sondeos, con el fin
de capitalizar "el voto útil" para llegar a la segunda vuelta.
Según establece la Constitución Nacional, será ganadora la fórmula presidencial que obtenga
más de 45% de los votos o más de 40% y una ventaja de por lo menos 10 puntos con relación a la
fórmula que le sigue en votos.
Actualmente, Mauricio Macri y Ricardo Alfonsín reúnen alrededor de 20 puntos porcentuales,
mientras que Elisa Carrió y Fernando Pino Solanas estarían apenas por debajo de 10.
La sumatoria de todas las porciones de la torta indica que las posibilidades opositoras se
volverán tangibles en caso de que alguno de ellos alcance la segunda vuelta y aglutine los votos
antikirchneristas desperdigados en buena franja de la sociedad.
En ese marco, no sorprendieron las declaraciones de Alfonsín, quien aseguró estar "segundo" y
comenzó a cuestionar a Macri, su aparente rival para la estratégica posición de escolta.
Esa fue la puja discursiva que Carrió le ganó en 2007 a Roberto Lavagna –candidato peronista
en alianza con la UCR– que le permitió llegar segunda de Cristina Kirchner, aunque lejos de la
posibilidad de forzar un balotaje.
Otro consciente del escenario planteado es Ernesto Sanz, rival interno de Alfonsín y con
buena llegada a un sector del PRO, quien ya comenzó a hablar de la necesidad de forjar un "gran
acuerdo opositor" en segunda vuelta.
Pero Perechodnik hizo un llamado de atención sobre un aspecto no tenido en cuenta de la
interna radical: "Hay que ver cuál es la actitud de Julio Cobos, porque a pesar de que todos
piensan que tiene pocas posibilidades (de tener un buen desempeño), en nuestras encuestas está en
posición similar a la de Alfonsín".
El vicepresidente anticipó esta semana a su mesa chica que en marzo lanzará su candidatura,
pero que evitará la interna partidaria prevista para el 30 de abril, ya que tiene previsto competir
el 14 de agosto en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) que establece la nueva
ley electoral.
Pero tanto en el campamento radical como en el PRO-peronista, que integran duhaldistas y
macristas, consideran que las internas anticipadas serán un trampolín para el candidato ganador de
cada una de esas contiendas previas.
Duhalde confía en que si prevalece en la interna por regiones del Peronismo Federal, que lo
tendrá en campaña durante varios fines de semana desde el 3 de abril hasta el último domingo de
mayo, se pondrá en carrera por ese preciado segundo lugar.
Por eso, el jefe de campaña duhaldista y ex ministro, Carlos Brown, trabaja con los
referentes de los otros precandidatos del Peronismo Federal, Mario Das Neves y Alberto Rodríguez
Saá, para que las elecciones "sean un ejemplo de transparencia".
En la mesa de coordinación del PF ya buscan una entidad, que podría ser Poder Ciudadano o
CIPPEC, para que el vencedor salga legitimado y revierta las advertencias de fraude que lanzó el
cuarto aspirante de ese conglomerado, Felipe Solá.
Si finalmente el ex presidente se impone en la preliminar del PJ disidente, fijará la
política de alianzas del sector y formará un frente PRO-Federal o Federal-PRO con Macri.
Según los duhaldistas, ambos competirán en las primarias del 14 de agosto para ver quién
llega a las generales, mientras que los macristas confían en que para esa fecha las encuestas hagan
que Duhalde dé un paso al costado y lo respalde.
Si en el medio no hay algún acontecimiento que modifique las piezas del ajedrez, para ese
momento la pelea de ambos dirigentes será por el balotaje.