Los dichos vergonzosos del cura malargüino sirven para correr un velo de hipocresías.

La dictadura que gobierna las iglesias del sur se ha desnudado

Por UNO

El nombre Carlos Miguel Buela muy posiblemente no le suene a ninguno de ustedes. Algunos lo

conocerán como el sacerdote que fundó en 1984 la escuela de formación de curas más ortodoxa del

país con un nombre por demás contundente: el Instituto del Verbo Encarnado. Desde allí Buela ha

conducido con mano de hierro, con miradas censoras y reaccionarias y con particular desapego por

todo aquello que signifique manifestación artística o innovadora de jóvenes a los que denosta sino

siguen los preceptos más anacrónicos de la Iglesia Católica. Buela ha nombrado a casi todos los

párrocos que mandan en cada una de las iglesias del sur desde los '80 y que dominan de manera

hegemónica el discurso que cada día transmiten en sus homilías. Las iglesias sanrafaelinas (y gran

parte de las del sur mendocino) son quizá las más retrógradas de todo el país en sus miradas. Está

protegida por el poder político y nadie se anima a enfrentar su nefasta influencia sobre la opinión

pública.

Veamos por caso alguno de los escritos que Buela publica en su página www.padrebuela.com.ar

refiriéndose a los chicos que iban a bailar a uno de los boliches más concurridos de San Rafael.

Dice Buela: "Acá en la porquería esa que se llama "La Zona", hacen la propaganda por radio

invitando a ir a "un lugar de llamas eternas". Allí hay un lugar llamado "under o el eterno" donde

se reúnen lesbianas, homos, drogadictos... Allí van algunas chicas con bombacha, corpiño y arriba una

remera hasta los muslos. ¿Irán a rezar el Rosario? ¿Qué puede pasar? ¿Puede ser que haya alguna

persona adulta que no se de cuenta que eso es ocasión de pecado? ¿Qué nos está pasando para que

seamos tan tontos que ni siquiera seamos capaces de defender a nuestros hijos y a nuestras hijas?

¿Por miedo a qué? Que te digan: "Papá, vos sos un anticuado, no me comprendes." Pero hay que

responderle: "Te comprendo demasiado, hijita, por eso no te dejo ir. Te pueden poner en una

situación de peligro tal, que no te vas a poder defender sola".

¿Más? Revisemos ahora lo que Buela opina en sus escritos sobre el baile: "Antes el baile era

en verdad una danza en la que el hombre manifestaba su señorío su nobleza; ahora, las más de las

veces, es tal el frenesí, son tales los movimientos convulsivos, tales los espasmos y las

contorsiones (que ponen a prueba los mejores desodorantes), que sólo manifiestan el plebeyismo más

ramplón y la chabacanería más vulgar. Para unos, los movimientos eran plenos de gracia y donaire,

en los otros, en cambio, reina la brutalidad, la agitación, la excitación... todo son cabriolas y

piruetas propias de saltimbanquis o de atacados por el mal de San Vito".

"Ayer la habilidad del bailarín consistía en moverse en forma acompasada; hoy, muchas veces,

los movimientos imitan los preliminares del acto sexual (v.g., John Travolta) y otras veces llevan

una inmovilidad casi absoluta, como si llevaran zapatos de buzo tipo "Chapa leo". Ayer, el hombre

"tomaba" a la mujer; hoy, se apretujan y amasan en una suerte de pericóresis humana. Ayer, actuaban

principalmente las potencias intelectuales, como llevando al hombre al éxtasis, o sea, del salir de

sí transportando el alma hacia algo superior (v.g. Zorba, el griego); hoy, actúa principalmente el

sentido del tacto, que se extiende por todo el cuerpo y que ha quedado "especialmente inficionado

por el pecado original".

"Agreguemos a esto la música moderna que rinde culto a lo cacofónico, a lo feo, a lo

desagradable, al caos sonoro, que es usada como "una herramienta de cambio social y político", que

"produce tensión nerviosa, irritabilidad, impotencia y agresividad" (Medical Tribune), que provoca

"espasmos intestinales... agresión y neurosis" (revista médica "Selecta"), que es causa de sordera

progresiva debido al altísimo volumen en que se la escucha haciendo perder muchos decibeles al

oído, que transmite "a los iniciados en el vocabulario "Hippie" incitaciones al consumo de drogas,

a la promiscuidad sexual y a la revolución", y tendremos una idea más adecuada de la realidad del

maridaje actual entre el binomio: Baile y subversión. Sepan nuestros jóvenes defenderse frente a

quienes quieren comerciar con su alegría y vendrán días mejores para la Patria y para la Iglesia".

Todo esto Buela lo escribió entre el siglo XX y el XXI. No está leyendo nada relacionado con

la época de la inquisición ni escrito por el cruel Tomás de Torquemada (aunque el logo del

Instituto del Verbo Encarnado dirigido por Buela es sugestivamente parecido al del Inquisidor

General de España propulsado en 1483 por Torquemada). Las escrituras de Buela parecen inspiradas en

esa parte de la historia más sangrienta de la Iglesia Católica. Después de revisar estos escritos,

las afirmaciones despreciables del padre Pato son las de un pichón de aprendiz. Miremos la mitad

del vaso lleno: que bueno que se empiece a discutir este asunto. Siempre creí que a impunidad

eclesiástica sería eterna.

Twitter: @nachorodriguezj