Garantizar fiscales es garantizar posibilidad de picardías en la elección. Tal agrupación no tiene fiscal, se embroma y se expone al fraude. Las elecciones internas del tipo de la que pensaban llevar a cabo los radicales en abril son sólo controladas por el propio aparato interno de los partidos con lo cual el que más tiene más manda. Para Sanz era muy peligrosa la jugada de ir a un mano a mano con Alfonsín en provincia de Buenos Aires donde el hijo del expresidente Raúl Alfonsín tiene la conducción del partido provincial y un acuerdo firmado con viejos zorros radicales bonaerenses.
Quizá para esa interna los sancistas deberían haber pensado en la salida de una ‘boleta única’ con las caras de Alfonsín y Sanz para que el elector marcara el candidato que prefería y así se ahorraban el dolor de cabeza que significa tener un fiscal por cada mesa habilitada.
Si se hacen las internas abiertas del 14 de agosto está garantizado para todos los partidos y para cada uno de los candidatos que quien vota en la interna de un partido no lo puede hacer en otra ya que se sella el DNI como en cualquier elección. Además, al ser elecciones nacionales y obligatorias tienen la fiscalización del Estado quien además, como en toda elección general, designará autoridades de mesa lo cual le da a la elección un halo de mayor transparencia. Sanz temía también que el kirchnerismo jugara en su contra en la interna de abril que al ser abierta permitía que participaran independientes que luego podían volver a votar en agosto en la interna del partido al cual se sienten más cercanos. Demasiado por arriesgar.
Como si el embrollo radical fuera poco, hay más novedades en la oposición. Alrededor de Mauricio Macri han comenzado a especular conque el jefe de gobierno vaya por su reelección el 10 de julio. De lograr un triunfo grande podría ir por la presidencia en octubre. Menos serio que las testimoniales pero cierto. Lo mismo empezaron a pensar los que siguen a Pino Solanas quien ya estaba decido a jugar la nacional pero podría bajar a la Ciudad y medirse con el macrismo. Si a esto le sumamos que el Peronismo Federal quedó enredado luego de la elección en Chubut y deberá dirimir una interna entre dos figuras a las que nadie teme: Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá, veremos que Cristina Fernández, en su soledad de Olivos, sólo tiene razones para festejar.
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