El 8 de abril de 1973 se iba uno de los mejores pintores de todos los tiempos: Pablo Picasso.
Fue un pintor español cuya obra influyó en todas la facetas del arte del siglo XX. Hijo del también artista José Ruiz Blasco, en 1895 se trasladó con su familia a Barcelona.
En 1904 se mudó a París, donde sus creaciones no pararon de prosperar. Casado desde 1919 con la bailarina rusa Olga Koklova y padre ya de un hijo, Paulo, Picasso empezó a interesarse por la escultura.
En 1935 nació su hija Maya, fruto de una nueva relación, con Marie-Therèse Walter, con quien convivió a pesar de seguir casado con Olga Koklova; a partir de 1936, ambas debieron compartir al pintor con una tercera mujer, la fotógrafa Dora Maar.
El estallido de la guerra civil española lo empujó a una mayor concientización política, fruto de la cual es una de sus obras más admiradas, el mural Guernica (1937).
Su desgarrador simbolismo conforma una impresionante denuncia del bombardeo de la aviación alemana, que el 26 de abril de 1937 arrasó esta población vasca en una acción de apoyo a las tropas franquistas.
En 1943 conoció a Françoise Gilot, con la que tendría dos hijos, Claude y Paloma. Tres años más tarde, abandonó París para instalarse en Antibes, donde incorporó la cerámica a sus soportes predilectos.
En la década de 1950 realizó numerosas series sobre grandes obras clásicas de la pintura, que reinterpretó a modo de homenaje.
En 1961, contrajo segundas nupcias con Jacqueline Roque. Convertido ya en una leyenda en vida, el artista y Jacqueline se retiraron al castillo de Vouvenargues, donde el creador continuó trabajando hasta el día de su muerte.
Había nacido en Málaga, el 25 de octubre de 1881.