Historia y arqueología

El evento clave y poco esperado que aceleró la caída del imperio Romano

El Imperio Romano, dominó vastos territorios y marcó profundamente la civilización occidental, dejando un legado imborrable en la historia.

El Imperio Romano fue una de las civilizaciones más poderosas y duraderas de la historia, que existió desde el 27 a.C., cuando Octavio se proclamó emperador, hasta la caída de su parte occidental en el 476 d.C. Durante su apogeo, controló vastos territorios que abarcaban Europa, África del Norte y el Medio Oriente.

La estructura política, militar y cultural del Imperio Romano influyó profundamente en la civilización occidental, destacándose en áreas como el derecho, la ingeniería y la arquitectura. A pesar de su grandeza, un evento en particular llevó a su eventual declive y colapso.

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Arqueología e historia: el hecho que aceleró la caída del Imperio Romano

Recientes investigaciones geológicas sugieren que, además de factores políticos, económicos y militares, una breve pero severa edad de hielo en la Antigüedad tardía pudo haber acelerado la caída del Imperio Romano. Este hallazgo, liderado por equipos de la Universidad de Southampton, Queen's University y la Academia China de Ciencias, fue publicado en la revista Geology

El estudio conecta eventos naturales de escala global con el colapso histórico, basándose en el descubrimiento de rocas groenlandesas en Islandia, transportadas por icebergs durante ese episodio climático. La datación sugiere que este transporte de icebergs se produjo en torno al siglo VII, coincidiendo con un evento climático que consistió en un fenómeno de intensa actividad de icebergs en el Atlántico Norte relacionado directamente con el enfriamiento global de aquella época.

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El cambio climático extremo fue un golpe silencioso pero devastador para el Imperio Romano. A medida que el clima benigno que alguna vez los favoreció se tornó hostil, las cosechas fallaron, las hambrunas se hicieron recurrentes y las enfermedades se propagaron.

Este escenario no solo debilitó a Roma desde dentro, sino que también desató migraciones masivas de pueblos en busca de tierras fértiles, sumando presión a unas fronteras ya frágiles. En este contexto, los cimientos del imperio, desgastados por conflictos internos, no pudieron soportar el peso de un entorno cada vez más adverso.

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