Martiniano Grasso, joven trasplantado
Martinano se mostró muy lúcido, y por momentos también se lo notó por su voz conmovido y agradecido al dialogar en el noticiero. "He tenido contacto con los compañeros de la escuela. Me hablan muy seguido y preguntan cómo estoy, y eso es una fuercita más que me dan", explicó el estudiante del Instituto Nadino sobre su conexión virtual con amistades y compañeros del escuela.
También dejó en claro que pese al calvario que tuvo que vivir, con su vida dependiendo de un corazón que no se hallaba, siempre siguió al equipo de sus amores: River. "Estoy muy conectado con la computadora, se cómo salió River. Soy hincha desde chiquito, y obviamente estoy contento de cómo estamos hoy en día, a pesar de la final (Copa Libertadores). Ese partido no lo vi muy bien, porqué me sentía medio mal", confesó Grasso.
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Un proceso largo y penoso
Luego de un viaje a Buenos Aires, donde comenzó a sentirse mal, y al consultar a un médico le dijeron que sólo era un virus. El joven siguió mal y al retornar a Mendoza fue llevado al Hospital Español, donde descubrieron que un virus había ingresado a su corazón, por lo que sufrió un edema, y que debía ser trasplantado. Fue trasladado al Hospital Italiano de Buenos Aires, puesto como número uno en la lista de espera del Incucai, y estuvo más de 20 días en coma inducido esperando que apareciera un donante.
El proceso fue mortificante, especialmente para un joven que apenas está dejando la niñez, y así lo cuenta en primera persona Martiniano. "Al principio me lo tomé muy mal, me angustié un montón, más que nada por el tiempo que tenía que estar, y por no saber cuándo iba a llegar (el órgano). Si vos me decís en diez días va a estar, o en cuarenta, está, pero no sabía cuándo cuándo iba a llegar y eso te desespera", confesó sobre la gran incertidumbre que tuvo que afrontar.
A pesar de su edad, el mendocino demostró gran entereza e inteligencia cuando le anunciaron que había un posible donante. "En ese momento estaba con mi hermano, por suerte. Me dijeron hay un probable donante, me quedé callado, puse la cabeza en frío, porqué me habían dicho que cuando el corazón llega, ante una mínima duda no se usa (el órgano), y eso iba a ser una decepción muy grande para mí. Pensé en que no me habían dado la noticia, hasta que me confirmaran, y cuando lo hicieron fue un momento muy lindo", recordó.
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Toda la sociedad mendocina se sumó a la campaña para concientizar sobre la donación de órganos y ayudar a la familia Grasso.
Tiempo de agradecer
La operación fue todo un éxito, y la recuperación marcha veloz y satisfactoriamente. Por eso, tanto la familia, como el propio Martiniano, se dan un tiempo para agradecer.
"Quiero agradecer a todos. Fue hermoso ver que por las redes sociales cómo la gente me brindaba cariño. Abría el teléfono y veía todas las imágenes que se hacían virales. Había gente que ni me conocía, pero me apoyaba igual; eso es tremendo" "Quiero agradecer a todos. Fue hermoso ver que por las redes sociales cómo la gente me brindaba cariño. Abría el teléfono y veía todas las imágenes que se hacían virales. Había gente que ni me conocía, pero me apoyaba igual; eso es tremendo"