Una vieja silla de metal es una joya del diseño o una gran fuente de ingresos. Son resistentes, transformables y ahora más valiosas que nunca. Así que antes de tirarlas, dales una segunda vida o véndelas: podrías estar sentado sobre una verdadera fortuna. Te contamos por qué:
Restaurar una silla de metal puede ser un proyecto fácil, económico y muy rentable. Cómo hacerlo:
Paso 1: Verifica si la silla está completa y firme. Asegúrate de que no haya partes quebradas irreparables. Si el metal está oxidado, no te preocupes, eso se puede tratar.
Paso 2: Luego toca la limpieza profunda. Usa un cepillo de alambre o lija para eliminar el óxido y la pintura vieja. Limpia con agua y detergente para quitar grasa, tierra o polvo acumulado.
Paso 3: Aplica una base anticorrosiva (primer) para proteger el metal. Luego, elige una pintura en aerosol para metal del color que prefieras. Las opciones mates, negro industrial o tonos pasteles están en tendencia. Deja secar al menos 24 horas en un espacio ventilado.
Paso 4: Si la silla tiene cojín, puedes retapizarlo con tela nueva y espuma. También puedes sustituirlo por madera barnizada o materiales reciclados, como pallets.
Paso 5: Usa la silla restaurada como silla de comedor, escritorio, decoración. Si prefieres venderla, puedes ofrecerla en plataformas como Facebook, Marketplace, Etsy, Mercado Libre o tiendas de segunda mano.
También puedes restaurarla para convertirla en una mesa ratona. Usa lija, madera y pintura donde allí colocarás las patas de la silla metálica.