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Reciclar lápices de colores no solo evita que terminen en la basura, sino que reduce el desperdicio de madera, pigmentos y plásticos, materiales que pueden tardar décadas en degradarse. Convertirlos en nuevos objetos también reduce la necesidad de comprar nuevos productos, contribuyendo a una economía más circular.
¿Qué se puede hacer con lápices de colores reciclados?
La lista de posibilidades es enorme, y muchas de ellas se pueden hacer en casa:
Cuadros y murales decorativos: Usando lápices cortados en distintos tamaños, puedes armar mosaicos de colores o collages tridimensionales sobre bastidores. Una excelente actividad para hacer con chicos o como decoración original.
Portalápices: reciclando lápices viejos, puedes construir una porta lápices genial.
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Soportes para celular o marcos de fotos: Pegando los lápices en forma geométrica, se pueden diseñar bases para sostener celulares, marcos para fotos o hasta portalápices.
Muebles reciclados: Artistas y diseñadores han creado desde taburetes hasta mesas utilizando cientos de lápices gastados unidos con resina. Una verdadera muestra de arte funcional.
Esta idea no solo es ecológica, sino también educativa y terapéutica. Muchas escuelas ya incluyen proyectos de reciclaje de lápices en sus programas para concientizar sobre el cuidado del medio ambiente, fomentar la creatividad y desarrollar habilidades manuales.
Además, permite hablar de temas como el consumo responsable, el valor de los materiales y la importancia de reutilizar antes de desechar.