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Según Mayo Clinic, entre sus síntomas más comunes del síndrome de la pierna inquieta se destacan:
- Sensaciones desagradables al anochecer o al estar en reposo
- Movimientos involuntarios repetitivos durante la noche
- Dificultad para conciliar el sueño o despertares frecuentes
- Cansancio diurno, fatiga e irritabilidad por la falta de descanso
- Sensación incómoda que se alivia con el movimiento
- Hormigueo, picazón, tirantez o palpitaciones en las piernas
Las causas de este síndrome no siempre están claras, pero los expertos han identificado varios factores de riesgo y condiciones asociadas a la predisposición genética (frecuente en personas con antecedentes familiares), déficit de hierro o anemia, trastornos renales o hepáticos.
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También puede relacionarse con el embarazo, con el uso de ciertos medicamentos (antidepresivos, antipsicóticos, antihistamínicos), con trastornos neurológicos como el Parkinson. Y entre los más importantes se destaca el estilo de vida sedentario, tabaquismo o consumo excesivo de cafeína o alcohol
El síndrome de la pierna inquieta tiende a intensificarse en la noche debido a los ritmos circadianos y al hecho de que el cuerpo se encuentra en reposo. Esto convierte al SPI en una de las principales causas de insomnio crónico no diagnosticado.
Si bien no existe una cura definitiva, el tratamiento del síndrome de la pierna inquieta puede controlar sus síntomas y mejorar significativamente la calidad de vida. Las opciones incluyen:
- Cambios en el estilo de vida y mantener una rutina de sueño estable
- Suplementación de hierro, si hay deficiencia
- Ejercicio moderado diario, especialmente estiramientos de piernas
- Terapias farmacológicas
- Masajes, baños tibios o almohadillas térmicas/frías para aliviar los síntomas en casa
Si sientes molestias persistentes en las piernas por la noche, o si te despiertas repetidamente debido a movimientos involuntarios, es importante acudir a un especialista en neurología o medicina del sueño para obtener un diagnóstico adecuado y tratamiento personalizado.
